Los gobiernos hermanos de Madrid y Barcelona afrontan con estrategias distintas sus problemas
Repaso de los retos a los que ambas ciudades se enfrentan con estrategias a veces muy dispares
La Vanguardia, , 03-04-2018Vivienda
Burbujas que no conocen límites
El acceso a la vivienda es uno de los problemas más graves de madrileños y barceloneses. Alquilar un piso en estas ciudades es una odisea. Que la duración de los contratos se redujera a tres años angustia a miles de ciudadanos. Las revisiones suponen unos encarecimientos inasumibles para muchos. A pesar de los discursos que les condujeron a la alcaldía, los gobiernos de Carmena y Colau se muestran incapaces de revertir las dinámicas de mercado. En realidad, cualquier cambio relevante requerirá de varios mandatos. Los lastres acumulados en el pasado no se soltarán de un día para otro. El porcentaje de vivienda pública continúa siendo insignificante. Las administraciones locales no tienen suficientes herramientas normativas para solucionarlo. Ambas alcaldesas prometieron 4.000 nuevos pisos públicos, pero dificilmente estarán terminados al concluir el mandato.
Según el último informe de Fotocasa, desde el 2015 , el precio medio del alquiler en los 21 distritos de la capital de España subió un 13,5%. Y el tirón del centro, donde el incremento es de un 30%, donde una de cada cinco viviendas se ofrece para usos turísticos, no es el único responsable. Barrios como Ciudad Lineal, Tetuán y Arganzuela subieron un 20%. Hace dos semanas, el pleno pidió al Estado que permita al Ayuntamiento establecer un recargo de hasta el 50% en el impuesto de bienes inmuebles (IBI) en aquellas viviendas permanentemente vacías. El objetivo es que los propietarios las pongan en alquiler y así moderar los precios.
En Barcelona, los precios del alquiler se incrementan año tras año al tiempo que crece la demanda y se reduce la oferta. El año pasado, la renta media se situó en los 876 euros mensuales, un 9,3% más que en el 2016. Ya está cerca de superar la barrera psicológica de los 900 euros. En el 2013 era de 681 euros. Ya lo hizo en el tercer trimestre del año pasado. La presión que el gobierno de Colau trata de aplicar sobre los grandes propietarios tampoco generó ningún punto de inflexión. Además, los primeros resultados del censo de viviendas vacías que está elaborando el Ayuntamiento revelan que los pisos deshabitados no son tantos como pensaban los comunes.
Hartos (o no) de los turistas
Una de cada cinco viviendas del madrileño barrio de Sol es ofrecida al turista a través de plataformas digitales. En estas calles un piso de 25 m2 puede alquilarse a mil euros al mes. Mientras tomas una caña en un garito de Lavapiés puedes leer un montón de panfletos que alertan de la creciente gentrificación. Y en Madrid está arrancando ahora un debate sobre la presencia de terrazas en la vía pública, y ya comienzan los tiras y aflojas entre restauradores, vecinos y Consistorio. Pero la tensión no tiene nada que ver con la vivida estos años en Barcelona.
El Ayuntamiento de Madrid recibe a los visitantes con los brazos abiertos
El Ayuntamiento de Madrid recibe a los visitantes con los brazos abiertos (Dani Duch)
En Madrid las instituciones reciben al turista con los brazos abiertos. Allí no se respira el hartazgo ante los turistas tan habitual en Barcelona. En Madrid no se plantean restringir la apertura de hoteles con la severidad de Barcelona. Y es que allí, en una urbe mucho más extensa, donde la meseta se expande y ni el mar ni las montañas aprietan, el aire corre mucho más fluido. La sensación de saturación es muy inferior.
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