Quizá no sea una simple casualidad del calendario que el 15 aniversario del comienzo de la guerra inmoral e ilegal en Irak que desde entonces se ha extendido y asolado toda la zona originando una inmensa catástrofe humanitaria, cultural, social y económica haya coincidido con el secuestro por las autoridades italianas del barco de salvamento de refugiados de la ONG catalana Open Arms, que acusan a su capitán, la jefa de la misión y la coordinadora de delitos graves que pueden alcanzar los 14 años de cárcel. Es el mundo al revés: se criminaliza la solidaridad. El barco y las lanchas de salvamento de Open Armshan salvado a más 10.000 personas de morir ahogadas en el Mediterráneo, pero la respuesta de la Unión Europea es perseguirles bajo la acusación de trata ilegal de personas. Es precisamente lo contrario: una labor humanitaria que trata de salvar vidas y de denunciar la actuación de las mafias libias, con la complicidad evidente de Europa, que explotan, maltratan y venden como esclavas a las personas que llegan a sus costas huyendo de las guerras en Oriente medio o del hambre y la miseria en el África subsahariana. Proactiva Open Arms es una ONG impulsada en 2015 por el socorrista barcelonés Oscar Camps en diciembre de ese año protagonizó una campaña de recogida de fondos con ayuda de empresarios y centros escolares en Navarra vendiendo botellas de aceite que no ha dejado de denunciar la intención política de eliminar a las ONG que rescatan a personas refugiadas y migrantes en el inmenso agujero en que se ha convertido el mar, sin dejar de señalar la responsabilidad política y ética de la Unión Europea. Malos tiempos para el compromiso histórico con la defensa de los derechos humanos y de los valores democráticos. Un discurso involucionista y reaccionario muy peligroso se ha instalado en Europa y la recorre de norte a sur y de este a oeste. Un discurso que persigue la solidaridad y ensalza a los fantoches.