El reto inmigrante en EE.UU.

ABC, 13-04-2006


BAJO el grito «¡Sí se puede!», dicho en español, un millón de hispanos se han lanzado a las calles para reclamar la reforma de la política de inmigración estadounidense. Con este gesto de movilización quieren ver cumplido un sueño: que los once millones de inmigrantes que residen ilegalmente al norte del Río Grande puedan acceder a la ciudadanía estadounidense sin discriminación. De este modo, la cada vez más poderosa comunidad hispana ha expresado su oposición al proyecto de ley que se debate ahora en el Senado y que promueve el republicano James Sensenbrenner. Tras lograr su aprobación en la Cámara de Representantes el pasado mes de diciembre, el proyecto ha suscitado una fuerte polémica. La razón descansa en la filosofía discriminatoria que inspira el proyecto, al obstaculizar el acceso a la ciudadanía norteamericana de los indocumentados, estableciendo incluso un tratamiento criminal para éstos a pesar de estar en su mayoría integrados dentro del mercado laboral y contribuir con su esfuerzo a la prosperidad del país.

Como otras veces en su historia, los EE.UU. tienen que afrontar el reto de ser fieles a sí mismos y hacer todo lo posible para asimilar la nueva oleada de inmigrantes que los han elegido como destino de sus esperanzas. En realidad, ésta y no otra es la exigencia que han planteado los cuarenta millones de hispanos que habitan los EE.UU. con las manifestaciones vividas. Por cierto, un importante aviso ante las próximas elecciones legislativas del mes de noviembre y en las que se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Algo que deberían tener en cuenta los republicanos si no quieren ver cómo las reivindicaciones hispanas son capitalizadas por los demócratas, tal y como evidencia el inmediato apoyo manifestado por Edward Kennedy y Hillary Clinton a los inmigrantes. Que el partido de Lincoln olvide sus orígenes sería un torpísimo error, sobre todo porque el compromiso con los EE.UU. pasa por defender que sigan siendo la tierra de oportunidades y de libertad que ha sido siempre: el paradigma planetario de la sociedad abierta.

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