En los años sesenta aún se celebraba en Barcelona una gran procesión en la que participaban autoridades, instituciones y gremios, cada uno con su paso. Hay quien recuerda que entre estas representaciones gremiales estaban los taxistas, con túnicas de color amarillo y negro. Su paso representaba al cirineo ayudando a Jesús a arrastrar la cruz. Quizá el próximo año, la capital catalana tenga una procesión general parecida. Varias hermandades de Penitencia (las que salen en Semana Santa) y de Gloria (las romerías que siguen a la Pascua de Resurrección) han empezado a trabajar en la posibilidad de esa procesión que aprovecharía imágenes de la antigua general repartidas por parroquias de Barcelona.
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Las celebraciones religiosas de Semana Santa en Catalunya no son tantas ni en general tan multitudinarias como en muchas ciudades y pueblos españoles, sobre todo en Andalucía, las dos Castillas o Extremadura. Hay, eso sí, casos de manifestaciones multitudinarias y que a la devoción añaden fuerte atractivo turístico (Olesa, Verges…).
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Muchas procesiones que se llevan a cabo en las ciudades catalanas fueron iniciadas por colectivos de inmigrantes andaluces cuyos hijos y nietos, con otros catalanes, las mantienen. Ahora, aunque sin alardes, otra inmigración, la de latinoamericanos católicos, empieza a participar en manifestaciones de la Semana Santa catalana. Ahí está el caso de Badalona. Pero a veces cuesta: en Barcelona, la hermandad de Jesús del Gran Poder y la Macarena, enraizada en el Raval, viene manteniendo contactos con la comunidad ecuatoriana, aunque confiesan que, de momento, no han obtenido muchos frutos, “a pesar de que Jesús del Gran Poder es el patrono de Quito”. Las comunidades latinoamericanas se integran más en las hermandades de Gloria, según el delegado diocesano de Barcelona Gregori Manso.
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