Refugiados congoleses en Ruanda fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad cuando protestaban por el recorte de un cuarto de las raciones alimentarias que reciben de la ONU, que tuvo que tomar esta medida por falta de fondos, confirmó hoy la organización.

“Pedimos calma y control después de los preocupantes reportes de que las protesta de refugiados del campamento de Kiziba, en Ruanda, se tornaron violentas”, dijo hoy en un comunicado emitido en Ginebra la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Ese campamento, existente desde 1996, está localizado en el distrito de Karongi, al oeste de Ruanda, y allí viven 17.000 refugiados, de los que cerca del 80 % son mujeres y niños, según la entidad humanitaria.

Las protestas ocurrieron el martes y las fuerzas del orden las dispersaron por la fuerza, causando al menos dos heridos, según otras fuentes.

Los refugiados entre 2.000 y 3.000 se dirigían a las oficinas del ACNUR en Karongi, frente a la cual varios se han apostado señalando que no abandonarán el lugar hasta que se les proponga una solución a su situación.

Varios refugiados han expresado su deseo de retornar a la República Democrática del Congo (RDC), a lo que tienen derecho, aunque el ACNUR está pidiendo a los refugiados que tomen una decisión informada y no guiada por rumores o mentiras.

La RDC, país vecino de Ruanda, afronta actualmente una crisis política y la violencia armada ha alcanzado niveles graves en varias partes del país.

El ACNUR dijo en su comunicado que está pidiendo a los donantes que contribuyan a cerrar el déficit financiero de las actividades de Naciones Unidas en favor de los refugiados en Ruanda, ya que de no ocurrir esto podrían haber todavía más reducciones de alimentos.

De los casi 99 millones de dólares que necesita para ello en 2018, sólo ha recibido un 2 %.

Ruanda acoge 173.000 refugiados en seis grandes campamentos, una parte de ellos provenientes de Burundi.