Más de un millón de inmigrantes hispanos marchan en EEUU al grito de «sí, se puede»
El Mundo, 11-04-2006Un grito unánime y en español – «¡Sí, se puede!» – sacudió ayer Estados Unidos de costa a costa en la segunda ola de manifestaciones por los derechos de los inmigrantes. Más de un millón de participantes marcharon por Washington, Dallas, Phoenix o Nueva York.
A falta de un líder nacional, decenas de latinos anónimos se convirtieron en héroes por un día. Darío Estévez, 32 años, 10 de ellos trabajando como indocumentado en las cocinas de Manhattan, se envolvió ayer en la bandera de barras y estrellas y salió a la calle con una pancarta donde decía: «Mi corazón es americano».
«Estamos ya cansados de escondernos», se lamentaba Darío, natural de Ecuador. «Nos dejamos la piel en este país, pagamos las tasas y ahora quieren mandarnos de vuelta ¡No lo vamos a tolerar!».
Decenas de miles hispanos confluyeron en la Broadway y alternaron consignas en español – «¡El pueblo unido…!» – con eslóganes en inglés – «We are America» («Somos América»). Los vendedores de banderas americanas y mexicanas hicieron su agosto en lo que puede ser el preludio de la gran primavera latina.
En Atlanta, el mexicano Carlos Carrera, un obrero de la construcción que lleva 20 años dejándose la piel en EEUU, encabezó la marcha con una pancarta: «No somos criminales: dadnos una oportunidad».
«Merecemos ser tratados con dignidad», declaró Carrera, con la bandera estadounidense en la mano libre. «Somos parte de este país, queremos progresar con este país».
«We have a dream too» («Nosotros también tenemos un sueño»), se leía en otra pancarta en Atlanta, en referencia directa a Matin Luther King. La ciudad del sur, donde se libró la batalla por los derechos civiles de la minoría negra, se convirtió ayer en bastión del sueño latino.
En Birmingham, Alabama, cientos de hispanos recorrieron las mismas calles en las que hace 40 años se produjeron graves enfrentamientos entre la policía y jóvenes negros. Las protestas fueron esta vez pacíficas y rompieron simbólicamente a los pies de la estatua de Martin Luther King.
Las radios hispanas, las asociaciones de estudiantes y los grupos de ayuda a los inmigrantes pusieron también de su parte para lograr una histórica movilización ciudadana, que arrancó el domingo con una manifestación que congregó a más de medio millón de ciudadanos en las calles de Dallas. Más de 60 grupos de la más diversa índole respaldaron la convocatoria del 10 de abril, considerado ya oficiosamente como el día de los derechos de los inmigrantes.
«¡No cerréis las puertas de América!», «¡Alto a los republicanos!», «Vosotros también sois hijos de inmigrantes»… Las proclamas contra la mayoría republicana, que impulsó en noviembre pasado un de ley de cerrojazo a la inmigración, fueron una constante en la protesta de Nueva York y en otras ciudades, como la mismísima Washington, donde decenas de miles de manifestantes enfilaron por la tarde hacia el Capitolio, informa Pablo Pardo.
Los demócratas intentaron capitalizar las protestas y enviaron como emisario al senador Ted Kennedy. «Martin Luther King hizo una llamada a la libertad en esta nación», dijo Kennedy, que llamó a sus conpatriotas a «recordar con orgullo» su pasado «como país de inmigrantes» y su futuro «como tal».
La pelota de la nueva ley de inmigración está ahora en el Senado.La mayoría republicana ha sido incapaz de dirimir sus divisiones internas y llegar a un acuerdo con la oposición demócrata para aprobar una ley que pusiera en marcha un nuevo programa para «trabajadores huéspedes» y abriera vías de acceso a la ciudadanía a los 11 millones de sin papeles.
El republicano Arlen Specter declaró que aún es posible llegar a un acuerdo dentro de dos semanas, pero advirtió que existe «riesgo de un significativo fracaso político». Bush, alineado con la línea moderada de su partido y partidario de una solución de compromiso, está perdiendo el apoyo que le dieron los hispanos, crucial para su reelección en 2004.
Los 40 millones de hispanos suponen el 15% de la población y el porcentaje de votantes ronda el 10%, suficientes para remover los cimientos del Partido Republicano de cara a las elecciones legislativas de noviembre.
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