«Mi madre y yo vinimos a Donostia con una mano delante y otra detrás»

Diario Vasco, O.O.G., 05-02-2018

Felipe Montoya nació en la localidad colombiana de Pereira y a los ocho años llegó a Donostia con su madre. Un año antes, algo «tristemente común», su padre desapareció sin que «todavía sepamos la causa» y su madre optó por cambiar de vida y dejar atrás Colombia.

- ¿Le puedo preguntar por qué eligieron Donostia?
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- Claro. Cuando mi madre decidió dejar Colombia por la desaparición de mi padre, dudaba entre Estados Unidos, donde teníamos un tío; Madrid, donde teníamos otro tío; y San Sebastián, donde tenía una amistad. Pero le hablaron muy bien de Donostia. Le dijeron que era una ciudad muy bonita, ordenada, muy apta para criar a un hijo. Así que con una mano delante y otra detrás se vino a San Sebastián a criar a su hijo.

- Su madre sigue en Donostia…

- Mi madre vive en Gros, y yo tengo ahí mi habitación. Aunque yo ahora lleve seis años en la Residencia Joaquín Blume del Centro de Alto Rendimiento en Madrid, en realidad, soy de Donostia y voy allí siempre que puedo. Me he criado como un donostiarra más, así que soy donostiarra.

- ¿Tiene cuadrilla en Donostia?

- Con la edad, la gente se mueve mucho por el trabajo y la mayoría de mis amigos están viviendo fuera de Donostia. Pero claro que tengo amigos allí, gente del barrio, de las clases de diseño, del patinaje…

- ¿Dónde estudió?

En el colegio San José de la calle Prim. En esa época llegaban muchos niños inmigrantes y, aparte de enseñar las asignaturas, hacían una labor muy importante para integrar a los chavales. Era un colegio que tenía muy presente que los chavales se tenían que integrar en Donostia. El bachiller lo hice en el colegio San Ignacio de Loyola y luego fui al instituto Usandizaga. Después estudié diseño hasta que me fui a Madrid.

- ¿Dónde acostumbra refugiarse cuando está en Donostia?

-Me gusta mucho el Paseo Nuevo, el Náutico en verano, ir a la isla con mi madre en las barcas, y también comer pintxos en la Parte Vieja.

- Los echará de menos en Madrid.

- ¡Mucho! Siempre que voy a Donostia, aprovecho a comer alguno.

- ¿Tiene relación con Colombia’

- Casi toda mi familia vive allí, hablamos por teléfono y alguna vez he ido de vacaciones. Mi madre va una vez al año o cada dos años.

- Van tres colombianos a PyengongChang a última hora se ha sumado un cuarto deportista, una patinadora artística.

- ¡Qué me dices! Yo escribí hace unos años al consejo superior de deportes de Colombia, cuando aún no tenía la nacionalidad española, y no tenían interés en el patinaje artístico. Pues mira, ahora parece que tienen algo más.

- Al margen de su familia, ¿le siguen la pista desde Colombia? La prensa…

- Si desconocían en el País Vasco que había un patinador vasco, imagínate en Colombia (Ríe).

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