AI critica a Australia por trasladar "de un infierno a otro" a los refugiados
La Vanguardia, , 01-02-2018Amnistía Internacional (AI) criticó hoy al Gobierno de Australia por trasladar “de un infierno a otro” a los refugiados recluidos en la isla de Manus, norte de Papúa Nueva Guinea, y exponerlos a la vulneración de sus derechos.
El Tribunal Supremo de Papúa declaró ilegal el año pasado el centro de Manus, que gestionaba Australia, y estableció su clausura para el 31 de octubre pasado.
Gran parte de los internos se resistió al cierre de las instalaciones y, un mes después de la fecha impuesta por el tribunal, fueron desalojados a la fuerza por efectivos de la Policía y el Ejército.
Los buscadores de asilo se encuentran ahora en un nuevo centro de acogida en la localidad de Lorengau, cuyos habitantes no han recibido de buen grado a los nuevos huéspedes.
AI, que ha entrevistado a 55 de los “indocumentados” que se encuentran en esta remota isla, denuncia que estas instalaciones temporales son “inadecuadas” en el informe “Castigo no protección: El trato de los australianos a los refugiados y solicitantes de asilo en Papúa Nueva Guinea”.
“Trasladar a los refugiados y solicitantes de asilo de una situación infernal a otra no es una solución, es prolongar el sufrimiento de estos hombres desesperados”, apunta Kate Schuetze, investigadora de AI para el Pacífico.
“Los nuevos centros de la isla Manus no solamente son un riesgo a la seguridad, sino que también dejan a los que viven allí privados de servicios básicos”, remarcó la experta.
Schuetze encomienda al Gobierno australiano “terminar con esta política deliberada de crueldad y negligencia” y trasladar a los refugiados y solicitantes de asilo a Australia para brindarles la protección debida.
Por medio de los centros de Manus, Camberra implementa “nuevas y creativas medidas para deslindarse de sus responsabilidades y violar las leyes internacionales”, incide la representante de Amnistía.
La organización garante de los derechos humanos reiteró también su denuncia sobre la falta de atención médica para tratar problemas de salud mental, al estimar que un 88 por ciento de los recluidos sufre de depresión o síndrome post-traumático.
Muchos de los refugiados y solicitantes de asilo en Manus han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación, como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.
Asimismo, los migrantes han relatado recientes situaciones hostiles con sus vecinos, quienes han bloqueado accesos a las tierras, servicios e incluso han utilizado la violencia ante la inacción de las autoridades locales, según denuncia.
Prácticamente la totalidad de los desplazados, incluidos aquellos con el estatus de refugiado, carecen de documentos de identidad, una situación que les priva de libertad de movimiento y les limita a la hora de buscar un trabajo.
Australia, que en 2012 reactivó la controvertida política de tramitar en países terceros las solicitudes de asilo, posee otro de estos centros en Nauru, nación del Pacífico que ha vetado en la práctica la visita de activistas y medios extranjeros.
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