EL ‘aloko’ es una de las comidas típicas de Costa de Marfil. Se compone de gruesas rodajas de banana fritas en aceite. Decenas de malagueños tuvieron ayer la oportunidad de degustar este plato durante la jornada intercultural que se celebró en la sede provincial del Centro de Migraciones de la CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado). Este ente, presente en Andalucía desde 1990, se ha convertido en todo un referente para los refugiados o solicitantes de asilo de la región. La organización cuenta con una consolidada red de voluntariado que atiende las necesidades, tanto sociales como jurídicas, de este colectivo.

La iniciativa de organizar una jornada en la que los malagueños pudieran conocer y disfrutar la cultura de Costa de Marfil partió de la Asociación Marfilense de Málaga, en activo desde 2001. «Para integrarse en una sociedad hay que conocerla y también queremos que los malagueños conozcan nuestra cultura», aseguró el presidente de la asociación, Julien Bolou. «Cuando se nos ocurrió la idea de invitar a los vecinos a conocer nuestras costumbres y probar nuestra comida necesitábamos un sitio, fue entonces cuando la CEAR nos cedió su sede», añadió.

Por su parte, el secretario de la asociación, Usman Sumaoro, explicó que el objetivo del evento era que la comunidad marfileña, compuesta por unas 50 personas, se relacionara con los malagueños: «Hemos intentado que venga cualquier persona, tanto africanos, como españoles. Si contamos con la colaboración de los vecinos repetiremos la experiencia el año que viene»,precisó.

La directora del CEAR en Málaga, Esther Moreno, también estuvo presente en el acto. Satisfecha, subrayó la buena relación que tienen con los refugiados: «Muchos de los miembros de la asociación ya han pasado por la situación de estas personas y ahora son residentes. Por ello, cuando nos pidieron ayuda no dudamos en cederles nuestra sede», apostilló.

Los malagueños que decidieron visitar la sede dela CEAR pudieron probar platos típicos como la ternera con salsa de cacahuete o el pollo con fruto de palmera salvaje y langostinos molidos. Una de las asistentes, Teresa Ramírez, destacó la importancia de este tipo de iniciativas. «De esta manera se fomenta la integración de las personas extranjeras. Es más fácil que gente que se muestra reticente los acepte si los conoce mejor», dijo. Antes de la comida, los asistentes pudieron contemplar una muestra de la artesanía típica de Costa de Marfil.