Un acuerdo migratorio, más lejos que nunca

Con sus insultos y cambios de opinión a última hora, Trump se ha convertido en el principal factor de riesgo

Deia, Beatriz Pascual, 21-01-2018

WASHINGTON- Con sus insultos y cambios de opinión a última hora, Donald Trump se ha convertido en un factor de riesgo que sacude constantemente el difícil equilibrio entre demócratas y republicanos para lograr un acuerdo migratorio. Tradicionalmente, como representante electo de todo el país, el presidente se encarga de guiar al Congreso en temas de alto perfil, como una eventual reforma migratoria. Sin embargo, en su primer año de mandato, Trump ha demostrado que es “incapaz” de desempeñar ese papel debido a su carácter “inconsistente” y su “ignorancia” sobre los procedimientos políticos, según explica el profesor de Política de la Universidad George Washington, Michael Cornfield.

El carácter imprevisible del presidente republicano ha salido a relucir, una vez más, en las actuales negociaciones entre la Casa Blanca y el Congreso sobre el futuro del plan DACA, proclamado en 2012 por el expresidente Barack Obama y que permitió a 800.000 jóvenes indocumentados conocidos como “soñadores” frenar su deportación. A cambio de una ley que permitiera obtener la ciudadanía a los dreamers, los demócratas parecían dispuestos a ceder y destinar fondos a la construcción del muro con México. Pero, el pasado jueves, Trump rompió el consenso logrado solo unos días antes al llamar “agujeros de mierda” a naciones emisoras de inmigrantes como El Salvador o Haití y sugerir que Estados Unidos debería acoger a más inmigrantes de Noruega, unos comentarios recogidos por el diario The Washington Post.

“Las palabras de Trump supusieron una puñalada al corazón de la identidad de Estados Unidos”, considera Cornfield, que cree que los insultos hacen “poco probable un acuerdo a corto plazo” en el Congreso. Los comentarios fueron corroborados por el senador demócrata Dick Durbin y, en respuesta, el mandatario inició el pasado lunes una guerra contra el legislador en Twitter, al que acusó de haber “destrozado” las negociaciones al “tergiversar” sus palabras.

“Tanto los demócratas como los republicanos necesitan una solución en inmigración. Es un tema político con mucha importancia para ambos partidos”, apunta, por su parte, Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa. Sin embargo, mientras el debate se enreda, el tiempo se agota para los “soñadores”, que perderán la protección de DACA en marzo, y para los haitianos y salvadoreños que tienen hasta julio y septiembre de 2019, respectivamente, para hallar una alternativa al Estatus de Protección Temporal (TPS), que les permitió vivir en Estados Unidos durante años.

El futuro en política migratoria, coinciden los expertos, depende de si Trump logra contener sus exabruptos y permitir un acuerdo legislativo que beneficie a los “soñadores”. Esa solución podría ser la cara amable del siguiente año del polémico presidente que, en el reverso, esconde un posible incremento de las deportaciones y una guerra sin cuartel contra las “ciudades santuario”, aquellas en las que las autoridades se niegan a destinar cualquier recurso a la deportación de inmigrantes. De hecho, recientemente, el jefe de la policía migratoria, Thomas Homan, amenazó con poner entre rejas a los políticos la mayor parte demócratas que dirigen las “ciudades santuario”.

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