CEGUERA NOCTURNA

ABC, 08-04-2006


CALEIDOSCOPIO

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ – RÚA

Un nuevo síntoma clínico de la enfermedad de Chagas – conocida popularmente como el mal de los pobres – ha sido identificado por un equipo de científicos argentinos, dirigidos por Mariano Levin. Según detallan en el último número del órgano de la Federación Americana de Sociedades para la Experimentación Biológica, la ceguera nocturna afecta a estos pacientes al interrumpir una reacción clave en la retina. Esta patología afecta a centenares de miles de suramericanos, que viven en condiciones infrahumanas. Insectos que son portadores del parásito «Tripanosoma cruzi» lo transfieren, por medio de picaduras, con más frecuencia a los niños que pueden ser portadores de la enfermedad durante años. Estas personas generalmente desarrollan problemas cardíacos y gastrointestinales y, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, cada año fallecen por esta causa unas treinta mil personas.

El pasado año, expertos estadounidenses del Instituto de Investigación Genómica de Rockville publicaron en «Science» la secuenciación del genoma de ese parásito y lo compararon con los de la enfermedad del sueño y la leishmaniasis, que también descifraron. Los tres tienen en común unos 6.200 genes y se cree que algunas de las proteínas que codifican servirán para desarrollar fármacos eficaces contra ellos. El paso que se ha dado ahora tiene especial relieve, ya que se confirma que los afectados por la enfermedad de Chagas tienen problemas para ver de noche, por lo que son más susceptibles a sufrir todo tipo de accidentes. Los investigadores argentinos sospechaban que en estos pacientes se produce un mimetismo molecular, en el sentido de que los mismos anticuerpos que toman contacto con las células cardíacas pueden bloquear la proteína que convierte la luz en impulsos eléctricos que son enviados al cerebro.

Aunque se desconoce la incidencia real de la enfermedad de Chagas en Suramérica se cree que puede llegar a los dieciocho millones de infectados y, ante el creciente flujo de emigración, algunos colectivos han dado la voz de alarma por su posible aparición en Europa. En España, especialistas en salud pública recomiendan a los clínicos que cuando diagnostiquen a inmigrantes suramericanos patologías cardíacas o digestivas de etiología desconocida deriven a estos pacientes a centros especializados.

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