Ruanda ha desmentido este jueves haber firmado un acuerdo con Israel para acoger en su territorio a los cerca de 38.000 migrantes africanos irregulares que el Gobierno de Benjamin Netanyahu prevé deportar en un plazo de tres meses. Esta información, que adelantó en noviembre el diario israelí Haaretz y publicaron varios medios internacionales, ha sido calificada por el ministro de Exteriores ruandés, Olivier Nduhungirehe, como “noticias falsas”. A la negativa sobre un posible pacto también se ha sumado el ministro de Relaciones Exteriores ugandés, Henry Okello Oryem: “El gobierno israelí deberá dar explicaciones, porque no existe ningún acuerdo de este tipo”, declaró este jueves Oryem a AFP.

En una entrevista a Efe el jefe de la diplomacia en Ruanda ha desmentido las informaciones que apuntaban a que su país pudiera acoger inmigrantes que provienen de Israel, pero ha reconocido que hubo contactos entre ambos países sobre este tema. “Hubo negociaciones al respecto hace unos cuatro o cinco años, pero nunca llegamos a ningún acuerdo con Israel”, comentó Nduhungirehe.

El ministro de Exteriores ruandés recalcó que las negociaciones que su Gobierno está llevando a cabo son con la Unión Africana (UA) para acoger a los inmigrantes africanos en Libia que han sufrido violaciones de sus derechos humanos, por ejemplo, siendo vendidos como esclavos en mercados de ese país.

Israel empezó a aplicar el miércoles un programa destinado a imponer a unos 38.000 inmigrantes africanos en situación irregular, en su mayoría eritreos o sudaneses, la elección entre abandonar el país de aquí a finales de marzo o ser encarcelados por una duración indeterminada. Hasta la fecha, el Ejecutivo israelí no ha revelado cuál sería su destino.

Algunas ONG de protección a los migrantes en Israel aseguran que se han firmado acuerdos con Ruanda y Uganda, para acoger a los migrantes de forma voluntaria. El pasado miércoles Adi Drori Avraham, miembro de la ONG israelí Assaf, aseguró que su organización ha constatado la llegada de miles de refugiados a Uganda, pese a que las autoridades de este país han negado ningún acuerdo para la acogida de inmigrantes.