El 3 de enero de 2001 el tren de cercanías arrolló en un paso a nivel en la pedanía de Torrecilla una furgoneta en la que viajaban catorce inmigrantes ecuatorianos que se dirigían a una explotación agrícola a trabajar. Doce de ellos perdieron la vida. Únicamente sobrevivieron el conductor, que fue acusado de doce delitos de homicidio involuntario, uno de lesiones y otro más por imprudencia al ocasionar el descarrilamiento del convoy.

Ayer, en el décimo séptimo aniversario de la tragedia, familiares y amigos colocaron una rosa con el nombre de cada uno de los fallecidos, encendieron velas y rezaron una plegaria en su memoria en el lugar donde ocurrió el siniestro. El paso a nivel fue suprimido tras un nuevo incidente a pocos metros. En el lugar una placa recuerda lo ocurrido.