SAN SEBASTIÁN. DV. Los inmigrantes latinoamericanos residentes en San Sebastián cuentan desde ayer con una sede social que les va a servir como punto de apoyo y encuentro en sus ratos de ocio.

El centro se denomina Esperanza Latina y es a la vez el nombre de la asociación, en este momento, de 60 latinoamericanos de los más de 6.000 que residen y trabajan en Gipuzkoa.

La sede se encuentra en la calle Aizkorri, en el barrio del Antiguo, y dispone de unos 300 metros cuadrados. El local pertenece a Cáritas y ha sido cedido para este fin durante 20 años. El Departamento de Derechos Humanos, Inserción y Empleo de la Diputación ha dado el apoyo económico para habilitar y acondicionar este espacio, que nace con la pretensión de ser un punto de referencia para personas, asociaciones e instituciones que trabajan en el ámbito de la inmigración.

Hasta el momento, la Asociación Esperanza Latina se reunía en locales que cedían en función de la disponibilidad las hermanas de la Caridad. El proyecto de conseguir un local permanente se planteó por parte de Cáritas y Misiones Diocesanas a la Diputación que no dudó en participar en el mismo.

La sede cuenta con un espacioso salón que tiene usos polivalentes, y además de zona de lectura y estancia se puede convertir en una sala para conferencias o reuniones. Dispone de una cocina comedor y una sala con varios ordenadores.

Ahora que Esperanza Latina dispone de este local, la presidenta, Milenka Mejía, confía en que acudan a este centro más latinoamericanos. En la actualidad pertenecen a la asociación inmigrantes nacidos en Bolivia, Honduras, Nicaragua, Honduras y Ecuador.

Los responsables de Cáritas proporcionan a los inmigrantes asistencia legal y a partir de ahora en este centro se programarán cursos de formación, actividades culturales y de comunicación social para que todos ellos tengan es este lugar un punto de encuentro.

A la inauguración acudieron ayer la diputada Mari Carmen Marín, la concejala Susana García Chueca, el cónsul de Ecuador en Bilbao, Pablo Buitrón, y bendijo las instalaciones el Vicario Patxi Aizpitarte. Tras la palabras de rigor, se leyeron unos versos, una ecuatoriana bailó una danza, se giró la visita al local y ser terminó con un aperitivo.