Eskuinaldea-Uribe Kosta

Anabel Altuve, sonrisas y sueños desde Plentzia

Anabel Altuve, con la ayuda de sus hijos, recoge alimentos, juguetes y ropa para niños sin recursos Natural de Venezuela, reside en la villa de Uribe Kosta desde hace tres años y lleva siete en Bizkaia

Deia, Marta Hernández, 20-12-2017

Plentzia- Anabel Altuve cree en la magia. En esas chispas de generosidad aislada, en esas dosis de bondad y de empatía que juntas provocan largas cadenas de favores que terminan en ayudas efectivas. En realidad, es ella la maga. Porque esta venezolana afincada en Plentzia desde hace tres años y en Bizkaia desde hace siete, con sus gestos y con sus tres hijos de cómplices, consigue que ropa, alimentos y juguetes lleguen a niños desfavorecidos. Ella es la impulsora de la asociación Sonrisas y sueños, que nació el pasado mes de abril.

“Todo el mundo ya sabe que recojo ropa y cuando me ven, me dicen: Te tengo una bolsa preparada”, cuenta Anabel con una ilusión contagiosa. De hecho, en el garaje de su casa hay ahora 500 kilos de solidaridad fruto del maratón navideño que siempre organiza la emisora local Uribe FM y que esta vez ha servido para recaudar donaciones para la ONG de Anabel. “¡Menos mal que tenemos garaje!”, asegura con gracia Vittoria Manzi, una de las hijas de esta mujer de buen corazón. “Está impenetrable”, admite Anabel. Así que una vez que organice todo, se las ingeniará, una vez más, para enviar cajas al otro lado del charco. Hace poco que mandó un buen cargamento a un orfanato de Perú. “Pensé si podía conseguir indumentaria deportiva. Escribí a una escuela de fútbol de Cantabria que me remitió a la federación y luego me puse en contacto con la Sociedad Deportiva Plentzia y con el Getxo, que enseguida me dijeron que me pasara a buscar las prendas. Eran más de 600 piezas de fútbol y dije: ¿Y ahora cómo lo mando? Si yo solo tenía dinero para una cajita. Así que hice un crowdfunding. Logramos recaudar lo que necesitaba para ese momento: para 215 kilos en diez cajas que costaban casi 600 euros”, recuerda Anabel. “Lo recibiemos la semana pasada, lo envié por vía marítima y tarda mucho, tarda un mes y algo en llegar. Pero es más económico, me cobraron 3 euros el kilo y por vía aérea son 12”, desvela. En esta ocasión, con la colaboración de la Obra Social La Caixa, espera enviar la comida, la ropa y los juguetes cuanto antes. Aunque ya no llegarán a tiempo para las fiestas navideñas, como dice una de las personas voluntarias en Perú, “para los niños, cuando lleguen los paquetes será Navidad, da igual la fecha”.

Vittoria explica que el objetivo principal de Sonrisas y sueños es “ayudar a las comunidades andinas, porque son más inaccesibles. Toda la ayuda se concentra más en las grandes ciudades y nos olvidamos de las zonas rurales”. Así, la generosidad traducida en esa muñeca, en aquella camiseta o en esas lentejas alcanza a niños como Patricia Ortega. Este es el audio de WhatsApp que, mediante una voluntaria, mandó a Anabel: “Nosotros queremos darle las gracias por la comida que nos ha mandado, estaba muy rica. Nosotros no la conocemos a usted pero sabemos que es muy buena. Gracias por la lechita, por los alimentos, porque aquí a veces no tenemos comida y si enfermamos, las medicinas no se consiguen;mi papá no tiene plata para comprar las medicinas porque trabaja en el campo. Gracias”.

Anabel se preocupa por que todo lo que envía a Perú llegue a sus destinatarios e intenta conseguir pruebas de ello, como fotografías, además de dar cuenta de las facturas, etc. En este sentido, en la página web y en los perfiles sociales de la asociación hay imágenes y datos colgados.

Por lo tanto, los mayores esfuerzos de la ONG van para allí, aunque también hay receptores de su buena fe aquí. Sin ir más lejos, algunos de los juguetes que están aún en el garaje de Anabel no emprenderán el largo viaje por mar. “Es una inspiración ver cómo la gente da tanto y eso nos anima a seguir haciendo esto porque es un subidón y piensas: Podemos con todo”, destaca Vittoria, que admite que su madre, psicopedagoga, siempre le ha “inculcado” esa filosofía a ella y a sus hermanos Paolo y Nicola. En estos nombres está la huella del recorrido de Anabel, que dejó su casa en Venezuela hace ”21 años” para traslardarse a Italia, donde su marido tenía familia. Después, asuntos laborales les transportaron a Tenerife y luego, a Bizkaia.

Los siguientes pasos de Sonrisas y sueños se jugarán en el terreno deportivo. “Queremos incentivar la parte deportiva, porque aquellos niños pueden acabar en delincuencia y que estén haciendo deporte significa que aprenden de trabajo en equipo, de la cooperación, de estar ocupados…”, explica Vittoria. De ahí que conseguir equipaciones sea una de las metas. Esas que no le faltan a Anabel. “Me están dando la oportunidad de ayudar y es una satisfacción muy grande;mientras lo pueda hacer, lo haré”, sostiene la maga de Plentzia.

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