Canela Fina. Sarna

Canarias 7, 06-04-2006

Lo que es una sarna, ciertamente contagiosa pero en este caso mortal para la convivencia, es la irresponsabilidad de determinados medios de comunicación que optan por crear alarma social en cuanto le sirven en bandeja la menor ocasión.

Son esos capaces de convertir cuatro casos de sarna entre irregulares subsaharianos recogidos temporalmente en una comisaría en un flash informativo que invita en principio a pensar en lo peor y, posteriormente, alimenta todo tipo de especulaciones que se enquistan en el universo mental ciudadano como garrapatas que chupan y chupan de la voluntad de solidaridad.

Los que dan por hecho que si son 40 negros los que están juntos los 40 tienen que compartir la infección cutánea para darle más morbo a la película de género que se disponen a filmar.

Y los que se permiten asegurar que la sarna es una enfermedad que está erradicada en el mundo occidental para que quedan más claras, si cabe, las connotaciones insidiosas de lo que está ocurriendo en esos momentos en la Comisaría que sirve de escenario al melodrama.

También los que se preocupan insistente e insidiosamente por el número de agentes que han tenido algún tipo de contactos con los que a estas alturas del relato se han convertido ya en unos auténticos apestados. Y también por los medios de autoprotección y defensa con los que cuentan para defenderse de la invasión de ácaros que escarban túneles en la piel provocando enrojecimiento, tumefacción e intenso picor.

¿Guantes y mascarilla son suficientes?, inquieren gravemente preocupados por el futuro del planeta tierra como si tuvieran la sospecha de que no conviene acercarse a este tipo de afección contagiosa si no se va provisto de un mono de esos que portan los astronautas cuando vuelven del espacio con no se sabe qué cosas desconocidas que se le han adherido por ahí arriba. ¿Un fumigador capaz de emitir un potente chorro a gran distancia completaría con agrado la descripción? Sin duda.

Cuento con que hoy, a la hora D del desayuno comunitario, escucharé como los subsaharianos no sólo vienen a las islas para ocupar trabajo, territorio y presupuesto que les corresponde a otros – aunque sea un ínfima parte los que se quedan aquí – , además de a robar cuando no encuentren o pierdan su trabajo. Sin duda podré comprobar que también vienen a las Islas para contagiarnos toda clase de enfermedades que nos van a diezmar.

Entonces me voy a tener que preguntar qué se hizo de aquel código deontológico para el tratamiento de las noticias relativas a la inmigración irregular que surgió en el marco del denominado Foro Canario de la Inmigración. Y hasta por el Foro mismo, qué quién sabe a dónde habrá ido a parar desde que nadie parece interesado en usarlo como elemento de confrontación política.

 

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