Un centenar de colegios de Castilla y León, en riesgo de convertirse en «guetos» educativos

El Gobierno regional pondrá en marcha un plan específico en 20 centros para mejorar sus resultados

ABC, M. ANTOLÍN, 19-12-2017

El Procurador del Común fue de los primeros en dar la voz de alarma. Castilla y León debía trabajar para impedir los «centros-gueto» aquellos en los que se concentra un elevado porcentaje de estudiantes de minorías étnicas, inmigrantes , o en riesgo de exclusión para evitar la segregación y la diferenciación social. Ochenta colegios de la Comunidad están en proceso de «guetización» y en otros veinte el número de este tipo de alumnado es ya muy alto en algunos llega al cien por cien. Por eso, además de actuar en los que se encuentran a un paso, para aquellos en los que la situación es ya muy complicada la Junta de Castilla y León aplicará este curso un plan especial para intentar evitar que sigan por ese camino.

A esa veintena de colegios los ha llamado «centros 2030», la mayoría de ellos se encuentran en Valladolid y Salamanca nueve y cinco, respectivamente, mientras que otros tres están en la provincia de León; dos, en Zamora, y uno, en Palencia. Por lo general, todos presentan resultados académicos por debajo de la media. Así que, para poder terminar con esa dinámica y atraer también a otro tipo de alumnado, necesitan más planificación y «flexibilidad» del sistema, así como «medidas compensadoras y de enriquecimiento» para la consecución de los objetivos que están marcados para todos los colegios, asegura la Junta de Castilla y León. Todo ello para tratar de alcanzar una verdadera educación inclusiva, a la que en numerosas ocasiones se ha referido el consejero de Educación, Fernando Rey, y para conseguir que la «educación sea un factor de cambio hacia la equidad y no de reproducción de desigualdades».

«Me niego a que la pobreza se herede y de ahí la importancia de la educación»
El propio responsable del área educativa se mostró tajante en el inicio del curso escolar en este sentido: «Me niego a que la pobreza se herede y de ahí la importancia de la educación».

PUBLICIDAD

inRead invented by Teads

De forma piloto ya se pusieron en marcha algunas acciones el año pasado en el colegio Miguel Íscar de Valladolid y este curso la intención es extenderlas a esos veinte. Está previsto que próximamente se apruebe una normativa específica para estos colegios.

Más profesorado
Entre las acciones que se plantean, se encuentra más flexibilidad en la dotación de recursos: el profesorado podrá exceder en número y especialidades a lo establecido con carácter general y se buscará que los docentes permanezcan en el centro el mayor tiempo posible bajo la filosofía «un equipo, un centro» para que pueda dar continuidad al proyecto. Tendrán también una formación especial. Proponen, además, un «ambicioso programa de actividades complementarias» para los alumnos como visitas, excursiones o la promoción del intercambio de los estudiantes a otros entornos, según la Consejería de Educación.

El trabajo que suele realizar el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica será mayor en los colegios incluidos en este plan que el que se realiza en otros lugares. Serán fundamentales lo que se denominan «programas de mediación» como «nexo» entre diferentes culturas para entender mejor el contexto. Habrá más flexibilidad en cuanto a innovación: ellos tendrán prioridad en relación al equipamiento tecnológico que permita a los profesores desarrollar métodos novedosos, pero también garantizar al alumnado el acceso a las nuevas tecnologías. Al contrario que en colegios que no pasen por esta situación, habrá menos rigidez para la organización del alumnado en grupos, «con la única limitación del principio de inclusión educativa».

«Lo que queremos los centros es que los niños adquieran un nivel académico bueno para poder afrontar el instituto y el Bachillerato»
La intención es poder aportar una «ayuda extra», de manera que sus alumnos puedan tener «las mismas oportunidades que el resto», asegura la directora general de Innovación y Equidad Educativa, Pilar González. Se busca también «eliminar etiquetas» y que este tipo de colegios, gracias a los apoyos que van a tener, puedan atraer a otros alumnos de cara a una educación más inclusiva, que es la meta de los objetivos para el desarrollo para 2030.

Educación, única forma de acabar con la exclusión
Uno de los centros educativos que ha mantenido una reunión con el consejero de Educación para analizar la situación es el colegio Allúe Morer. Situado en el barrio de las Delicias de Valladolid, cuentan con 166 alumnos. De ellos, el 73 por ciento son de etnia gitana, el 4 por ciento de población que no representa a minorías y el resto inmigrantes . Este año se incorporarán al plan 2030 que la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha para colegios de este tipo y así se lo han comunicado.

«Son necesarios apoyos para que estos niños puedan mejorar sus resultados académicos y también se va a prestar un respaldo a nivel social», explica su directora, Henar Rubion. «Lo que queremos los centros es que los niños adquieran un nivel académico bueno para poder afrontar el instituto y el Bachillerato», asegura. Y es que, en su opinión, «la única forma de acabar con la exclusión social es la educación».

Estos niños, por su situación, «no tienen una infraestructura para poder afrontar el estudio», por eso necesitan apoyo, defiende. Precisamente, por eso va a «luchar» su directora para que «puedan tener las mismas oportunidades que el resto, porque son niños igual que los demás».

Henar Rubio está a la espera de conocer la normativa que publicará el Gobierno autonómico, pero, por lo que ha podido conocer ya sobre las acciones que plantea la Junta, la intención es aportar al centro orientadores e incluso un equipo psicopedagógico. Por el momento, ya van a poner en marcha algunas actividades por la tarde para el alumnado, indica, y más adelante seguirán con la aplicación de las medidas que, quizá, consigan atraer a más familias del barrio. Asegura, además, que en el caso concreto de este centro no hay problemas con los padres y hay profesores que están muy implicados e incluso han preferido permanecer en este colegio en lugar de irse a otro.

Antes de que la Junta diese el paso de poner en marcha el programa específico, ellos ya avanzaron y tomaron algunas medidas. Por ejemplo, este colegio tiene desde hace años junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (Oscyl) una famosa banda bajo el nombre «In crescendo».

Los alumnos del colegio Miguel Íscar, durante una de sus clases
Los alumnos del colegio Miguel Íscar, durante una de sus clases – F. HERAS
«Hay que acabar con los prejuicios»
En el Barrio España de Valladolid se encuentra el centro de Infantil y Primaria Miguel Íscar. Ellos han sido los primeros en los que el Gobierno autonómico ha aplicado de manera piloto las medidas especiales para los centros que tienen un alto porcentaje de colectivos en riesgo de exclusión social. Aquí prácticamente el cien por cien de sus 42 alumnos es de etnia gitana, explica su director ,Juan Ignacio Diazdegeras, que, pese a que este es su primer curso como máximo responsable del colegio, asegura que desde el año pasado el centro está dando un vuelco y ya está dando pasos en favor de la inclusión. Pero hay que continuar trabajando por la misma senda para terminar, por ejemplo, con el problema de absentismo que hoy tienen.

Intentan adaptarse a las características del alumnado y a su contexto y así planifican el proceso de enseñanza. Se les ha dotado de mayor equipamiento y también se ha dado un lavado de cara al centro actualmente están en obras y se está construyendo un parque. En Educación Primaria siempre hay dos profesores en el aula, uno de ellos de apoyo, y la trabajadora social que antes sólo acudía algunos días ahora trabaja de forma continua en el centro. «Esto es una ventaja de cara a la comunicación directa con las familias y sus problemáticas», reconoce. Uno de los empeños de este colegio es abrirse a la sociedad ya han comenzado a hacer actividades conjuntas con algunas asociaciones, que puedan conocer las instalaciones, ver su potencial y «terminar con los prejuicios» que ahora mismo acompañan al nombre de este colegio vallisoletano y que no responden a la «realidad actual». «Tenemos los mismos problemas que el resto de colegios y los padres también se preocupan por lo mejor para sus hijos», explica.

Entre sus próximos proyectos, un huerto y una radio escolar que pondrán en marcha. Todo, por el objetivo final de «normalizar» la situación y poder contar con un alumnado «heterogéneo», asegura Diazdegeras. «Será un camino largo, pero confío en que la gente conozca y vea el gran potencial que tenemos como centro», concluye.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)