El control policial marroquí rebaja la presión migratoria a sus cotas más bajas

En el bosque de Beliones apenas sobreviven unas pocas decenas de inmigrantes y algunos han decidido ir a Rabat, a Libia o incluso a Mauritania En lo que va de año sólo 380 'sin papeles' han logrado colarse en Ceuta

Diario Sur, 06-04-2006

Seis meses después del dramático suceso en el que cinco subsaharianos perdieron la vida – por disparos procedentes de Marruecos – en el mayor intento de entrada que ha registrado el perímetro fronterizo de Ceuta, la radiografía de la inmigración es muy distinta a uno y otro lado de la valla. El CETI ya no presenta esos niveles de saturación que llevaron a las autoridades gubernativas a tener que habilitar zonas comunes en el centro del Jaral y en Marruecos cada vez hay menos ‘sin papeles’.

Detrás de ese hecho se esconde, en menor medida, el refuerzo en los controles y la nueva política migratoria del Gobierno, que ha agilizado las salidas de inmigrantes a la Península – ya sea por la admisión a trámite de las solicitudes de asilo o por situaciones de vulnerabilidad en el caso de familias, madres con hijos o ‘sin papeles’ en riesgo de exclusión social – . Pero la verdadera explicación hay que buscarla al otro lado de la frontera. Desde la crisis del 29 de septiembre, Marruecos no ha levantado el pie del acelerador que comenzó a pisar ese día después de que agentes de sus fuerzas de seguridad – en plena Reunión de Alto Nivel hispano – marroquí – mataran a cinco susharianos.

Cuatro entradas al día

Desde que comenzó 2006 tan sólo unos 380 inmigrantes han conseguido burlar las fronteras terrestres o marítimas de Ceuta. De ellos, 200 son argelinos, 100 son asiáticos y únicamente 80 son subsaharianos. Y es que la radiografía de la inmigración ha cambiado hasta de color. Así, actualmente, en el CETI viven sólo 350 extranjeros, cuando hace un año por estas fechas eran casi 800 los inmigrantes que poblaban el entonces saturado centro del Jaral. Es la cifra más baja de los últimos años.

Las entradas ya no se han vuelto a registrar en saltos masivos. Al otro lado de la valla, en el bosque de Beliones, apenas sobreviven unas pocas decenas de inmigrantes en pequeños grupos. Lo hacen «bajando a los pueblos a comprar y cazando bichos, animales pequeños o incluso ratas», relatan fuentes de una ONG que trabaja en Marruecos. Pero desde el 29 de septiembre no se ha vuelto a levantar un campamento como el que tenían los subsaharianos, donde vivían agrupados por nacionalidades y donde vendían alimentos e incluso las escaleras utilizadas para abordar la doble valla que separa Ceuta del país vecino.

La presión policial de Marruecos lo ha cambiado todo. Los militares marroquíes tiene un campamento fijo muy cerca de la zona por la que se accede al bosque. Al lado, en el punto de la carretera de Tánger donde se toma el desvío para ir a Beliones, hay permanentemente un control policial.

Entre tanto, en el bosque ha habido redadas y las fuerzas de seguridad patrullan también las playas, según relatan las organizaciones humanitarias. Y los agentes marrqouíes siguen empleando en ocasiones los mismos métodos. Las ONG han constatado como los inmigrantes siguen siendo agredidos, alfunos de ellos brutalmente, como es el caso de un subsaharianos que se encuentran en un hospital de Tánger encadenado a una cama y que ha perdido el habla por los golpes.

De Beliones a Mauritania

La situación para los inmigrantes es tal que algunos se han marchado a ciudades como Rabat y Casablanca, donde para ellos sobrevivir «no es sencillo, aunque sí un poco más fácil», explican estas fuentes. Pero allí parece que la única solución que les queda es esperar. Otros han ido más allá y han llegado a marcharse a Libia o incluso a Mauritania, y quién sabe si están entre la lista de muertos que han naufragado tratando de llegar en patera a las costas canarias. De hecho, la situación que se está viviendo en el archipiélago tiene su explicación en la presión policial que Rabat ejerce sobre las fronteras de Ceuta y Melilla.

Los datos hablan por sí solos. A modo de ejemplo, y según los datos difundido por la agencia oficial de noticias marroquí MAP, en la provincia de Nador, próxima a Melilla, desde que comenzó el año han sido detenidos 632 inmigrantes; entre el 24 y el 31 de marzo en el resto de Marruecos fueron detenidos 218 ‘sin papeles’; 357 fueron arrestados entre el 18 y el 28 del pasado mes de marzo en distintas redadas realizadas en diferentes localidades, entre las que se incluye Castillejos.

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