CAYUCO A LA VISTA
ABC, 06-04-2006
El proyecto «Canarias, por una costa viva» – financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria – ha puesto de manifiesto el «preocupante» estado medioambiental del litoral de las Islas, en las que la elevada presión extractiva de los últimos años ha causado la práctica desaparición de algunas especies. Además, los vertidos industriales, de aguas residuales sin depurar han supuesto un grave impacto sobre los fondos marinos y han reducido la biodiversidad del litoral.
El Archipiélago canario necesita «medidas urgentes» para proteger sus 1.600 kilómetros de costa… y no sólo contra las continuas agresiones al medioambiente. El otro drama que viven casi a diario las costas canarias, la llegada de inmigrantes ilegales en pateras o cayucos, está provocando una situación insostenible en esta Comunidad. El propio presidente regional, el nacionalista Adán Martín, ha alertado del peligro real de que en el futuro, si no se toman las medidas adecuadas, Canarias pueda sufrir – muy a pesar del carácter afable de sus gentes – brotes xenófobos derivados de la excesiva presión demográfica. En su intervención durante el estado de la nacionalidad celebrado la pasada semana en el Parlamento regional, Martín recordó que, en 2000, la inmigración – regular e irregular – supuso un aumento demográfico de 6.500 personas, cifra que ya se ha multiplicado por siete.
En el caso de Canarias, la distancia no puede provocar el olvido. El hecho de que el Archipiélago se encuentre localizado a 2.000 kilómetros del Viejo Continente no debe motivar que la inmigración ilegal sea percibida como algo «lejano o ajeno» para el resto de los españoles y europeos.
La ayuda económica del Gobierno español y del Consejo Europeo para paliar los efectos de la avalancha humana que sufre Canarias no es suficiente. El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero debe agilizar los trámites para devolver a aquellos inmigrantes con cuyos países de origen existan convenios de repatriación, así como promover un pacto de Estado para que todas las Comunidades, sin excepción, acepten el traslado de inmigrantes. Europa, por su parte, tiene que adquirir un mayor compromiso con África y contribuir a su desarrollo. Es hora de que Europa se tome en serio los cayucos y las pateras para evitar que continúe el mortal éxodo de inmigrantes hacia Canarias.
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