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Guerras
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 27-11-2017pese a la cadena perpetua dictada para Ratko Mladic, los sobrevivientes que residen en Euskadi aseguran que no hay castigo suficiente para el conocido como carnicero de los Balcanes. Durante la guerra de Bosnia (1992-1995) sus soldados secuestraron y ejecutaron a tiros, al menos, a 8.000 hombres y niños musulmanes, una barbarie que, irremediablemente, sigue dejando una profunda huella más de dos décadas después. Aunque hoy parezca un lejano recuerdo, aquel conflicto movilizó a la sociedad vasca, de tal manera que se acogieron a 133 refugiados, muchos de los cuales siguen viviendo entre nosotros. La angustia que vivieron entonces por abandonar su tierra sin saber cuándo podrían regresar resurge con cada nueva tragedia, como la ocurrida este pasado fin de semana, con más de 30 inmigrantes muertos en el naufragio de dos embarcaciones ante las costas libias y el rescate de otras 200. Las personas que huyeron del carnicero de los Balcanes y las que lo hacen ahora de la miseria tratando de alcanzar las costas tienen en común el trauma de haber vivido bajo las bombas perdiendo violentamente a seres queridos. Todas las guerras traen las mismas consecuencias: la conmoción por el desmoronamiento de los pilares sobre los que hasta ayer se sustentaba su vida.
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