colectivo vecinal Somos Rontegi Gara
Argiñe Sangrador enseña los ingredientes para construir Rontegi
Argiñe Sangrador trabaja por su barrio desde el colectivo vecinal Somos Rontegi GaraLa entidad coordinará el domingo las comidas interculturales de Bizilagunak
Deia, , 17-11-2017barakaldo – La vida es un viaje en el que el individuo es el piloto de una nave que puede tomar mil y un rumbos, pero hay personas que, desde muy pronto, tienen muy definido y decantado por qué camino decantarse y cómo afrontar este tránsito que, en definitiva es vivir. Un ejemplo de ello es Argiñe Sangrador, una barakaldarra de 23 años que, desde hace seis, colabora con el Club de Tiempo Libre Ainara de Rontegi y que desde hace siete meses trabaja para la asociación Somos Rontegi Gara.
“Para mí, vivir es esto, intentar hacer cosas en el día a día para tratar de mejorar la sociedad de la que formamos parte. Solo así, volcándonos en las cosas desde la óptica de mejorar nuestro entorno, conseguiremos también mejorar nuestra vida”, explica esta socióloga. A lo largo del último mes ha estado trabajando a pleno rendimiento de cara a la organización de la iniciativa Bizilagunak que, este domingo, volverá a unir culturas en Barakaldo en torno a una mesa.
Y es que, desde hace dos años es Somos Rontegi Gara la entidad encargada de coordinar este proyecto que vivirá este fin de semana su tercera edición en Barakaldo. Así, se servirán al menos ocho comidas en casas particulares y tres comunitarias que servirán para tender puentes entre personas de formas de ser, de procedencias y culturas diferentes que comparten el fuerte nexo de vivir en la misma localidad. “Barakaldo es una ciudad con una gran tradición de inmigración. En la actualidad la tipología de los vecinos que han llegado de fuera es muy diversa. En el programa Bizilagunak lo que intentamos hacer es que todos abramos nuestras mentes y, a través de estas comidas, podamos conocernos mejor”, indica Argiñe. La localidad vuelve a sumarse a una iniciativa que se repite en otros municipios vascos y también a nivel europeo, con gran aceptación en Italia, República Checa, Bélgica, Portugal o Hungría.
Compartir mesa y mantel puede ser una vía para lograr que, cada comensal, pueda conocer al otro y ponerse en su lugar, lograr esa empatía que, por desgracia, es un valor cada vez más escaso. “En esta sociedad tenemos una falta de empatía muy alarmante y eso, a nivel de cercanía, es la base de muchos de los problemas que hoy día existen. Pensamos muy poco en los demás y eso se refleja de alguna manera en la sociedad que estamos construyendo”, reflexiona esta joven que disfruta de su trabajo en Somos Rontegi Gara, puesto que le aporta, además, experiencias muy gratificantes como socióloga.
Observar cómo se comporta la gente, los pasos que va dando la comunidad resulta algo apasionante para un sociólogo y Argiñe, junto a sus otros siete compañeros de Somos Rontegi Gara trabaja para que la comunidad de Rontegi, un barrio que cuenta con 10.000 habitantes, siga progresando. “A través de las diversas dinámicas que creamos junto a los colectivos del barrio intentamos unir a las personas, hacer barrio”, indica Argiñe.
Esta serie de actividades como comidas comunitarias y excursiones entre otros eventos se desarrollan, normalmente, hasta el mes de junio, aunque, en ocasiones el programa de Somos Rontegi Gara puede adentrarse en fechas veraniegas. El colectivo cuenta con el ambicioso proyecto de culminar esta iniciativa comunitaria que de como fruto un barrio en el que la ciudadanía trabaje, conjuntamente, por construir su futuro.
Autocomplacencia Uno de los mayores problemas a los que debe enfrentarse la sociedad es la desigualdad, algo que se evidencia claramente en el caso de las mujeres y que, desgraciadamente, en muchas ocasiones desemboca en agresiones sexistas. “La sociedad actual está creada y pensada solo por hombres y eso nos hace partir en desventaja a las mujeres. Durante mucho tiempo no se ha otorgado la suficiente importancia a las actitudes sexistas”, critica Argiñe.
Reconoce que, se han dado pasos adelante. Sin embargo, eso ha provocado que la sociedad caiga en la autocomplacencia con los avances que se han producido. Nos encontramos muy lejos de la igualdad, la sociedad sigue siendo machista y desigual. A las mujeres nos siguen maltratando, violando y matando. El principio del final de esta lacra debe de ser la educación, una educación que se imparta solo a los niños, sino también a toda la sociedad”, reflexiona Argiñe. La segunda de las diez mujeres que se asomarán hasta el día 25 a las páginas de Hemendik trabaja por construir una sociedad mejor.
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