Un tribunal de Baréin condenó hoy a tres años de prisión a tres familiares del conocido activista refugiado en el Reino Unido, Sayed Ahmed al Wadaei, director de la ONG Instituto para los Derechos Humanos y la Democracia de Baréin (BIRD), informaron activistas.

La corte condenó al suegro de Al Wadaei, Hayer Mansur Hasan, de 49 años; su cuñado Sayed Nizar al Wadaei, de 18, y su primo Mahmud Marzuq, de 30 años, por poner “bombas falsas” para causar pánico entre la población en enero pasado, acusaciones que, según varias ONG, son falsas.

Los tres fueron arrestados el pasado marzo, estuvieron ausentes en el juicio y fueron torturados para obligarles a firmar falsas confesiones, según denunciaron el BIRD y Human Rights Watch (HRW).

Durante los interrogatorios, los acusados fueron preguntados intensivamente acerca de la labor de Al Wadaei en su ONG en Londres, según el BIRD.

Según documentos de la fiscalía a los que tuvo acceso la ONG, no se encontraron pruebas, como ADN o huellas dactilares, que vinculasen a los tres hombres con las supuestas bombas de las que se les acusaba.

En 2016 las autoridades de Baréin impidieron salir del país a la esposa de Al Wadaei y la sometieron a un interrogatorio de siete horas después de que el activista realizase una protesta en Londres contra una visita oficial del rey bareiní, Hamad bin Isa al Jalifa, al Reino Unido.

El subdirector de HRW en Oriente Medio, Joe Stork, dijo que los veredictos de hoy son “un testimonio de la amplia campaña de Baréin para poner un bozal a los disidentes”.

El director ejecutivo de la ONG Estadounidenses para la Democracia y Derechos Humanos en Baréin (ADHRB), Husain Abdula, también criticó las acusaciones contra los familiares de Al Wadaei.

“El cargo de poner bombas falsas es absurdo y el proceso de hoy muestra lo lejos que las cortes de Baréin están dispuestas a llegar para encarcelar a personas inocentes”, comentó Abdula en un comunicado.

La sentencia se produce días después de que familiares del activista de derechos humanos Nabil Rajab revelasen que está sufriendo maltratos y ha sido transferido a una celda pequeña en una cárcel a pesar de que su salud se ha deteriorado tras cumplir dos años en prisión.

Los activistas y organizaciones de derechos humanos han denunciado reiteradamente que las autoridades del reino bareiní tratan de silenciar cualquier voz disidente desde la revuelta de 2011, que fue reprimida con la intervención del Ejército de Arabia Saudí.

En los últimos meses los tribunales han ordenado la disolución de los principales partidos de la oposición, acusados de apoyar el terrorismo, y también han clausurado el único medio independiente, “Al Wasat”.