Alemania pone fin a la era Schäuble
El artífice de la austeridad abandona el ministerio y deja las manos libres a Merkel
La Voz de Galicia, , 28-09-2017Continúa el baile de sillas en los dos grandes partidos alemanes, tras los malos resultados obtenidos en las elecciones del domingo, pero algunos cambios importan más que otros por su simbolismo. Es el caso del vacío que dejará el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, mano derecha de Angela Merkel y defensor acérrimo de la austeridad europea, cuando tras dos legislaturas al frente del ministerio de Finanzas, abandone su cartera para convertirse en el nuevo presidente del Bundestag.La candidatura de Schäuble, que será presentada de forma oficial por el grupo parlamentario de la CDU y su formación hermana, la CSU bávara, y ratificada por votación el próximo 17 de octubre, fue presentada con tintes de normalidad. Ambos partidos llegaron a la conclusión de que, con 45 años de experiencia a sus espaldas, el diputado más veterano del país tiene el perfil idóneo para sustituir a su correligionario Norbert Lammert, que anunció hace tiempo su jubilación, y asumir así el liderazgo del que será el Parlamento más fragmentado de las últimas dos décadas. Con todo, no se escapa que el nombramiento de Schäuble responde a una doble maniobra política por parte de la canciller. Primero, le sirve de amortiguador ante el daño moral y las disputas que pueda generar el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que acaba de desembarcar por primera vez en el Bundestag tras quedar tercero en los comicios del domingo. Pero además, con ello deja libre la cartera de Finanzas, con la que Merkel quiere intentar meterse en el bolsillo a los liberales del FDP, con los que deberá negociar, junto a Los Verdes, la formación de un nuevo Gobierno. Nadie duda ya que el artífice de la ortodoxia monetaria de la eurozona obtendrá los votos necesarios para capitanear la Cámara, dada la mayoría parlamentaria de la que goza la CDU/CSU y, sobre todo, el interés del FDP en reclamar para sí un puesto que se perfila capital dentro del futuro Ejecutivo y cuya asignación se espera con interés tanto en los mercados como en los vecinos europeos, especialmente los del Sur. Su salida de la política europea no significa necesariamente que Alemania vaya a relajar en modo alguno su política monetaria hasta ahora inflexible. Antes bien, puede suponer una vuelta de tornillo más, porque los liberales han puesto de manifiesto durante la campaña su rechazo a las propuestas para una mayor flexibilidad en la eurozona. Línea rojaConsciente de ello, Merkel intentó tranquilizar ayer, al aplaudir el discurso que pronunció el lunes Emmanuel Macron en París a favor de reactivar el eje franco-alemán, que muchos ven ahora tambalear a la espera del nuevo Ejecutivo germano. «La canciller apoya que el presidente galo haya hablado con tanto ímpetu y tanta pasión europea. Depende siempre de la forma concreta que tome. Este debate va a tomar de nuevo impulso y la canciller aportará su contribución con gusto», aseguró su portavoz, Steffen Seibert, al tiempo que anunció que los mandatarios se reunirán hoy en el marco de la cumbre de la UE en Tallin para valorar su curso de acción futura. Horas antes, la ministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen, apoyó la idea del presidente galo de reforzar la política de seguridad y el potencial militar de la UE en dirección a esa Europa de la Defensa de la que ambos países hablan desde hace meses. Sin embargo, los planes financieros de Macron, que pasan por la creación de un ministro de Finanzas y un fondo de rescates común para la eurozona, generan rechazo entre los institutos económicos alemanes, los correligionarios de Merkel y, aún más, los liberales, que ya han advertido de que se trata de una línea roja para formar una coalición. La cuota de refugiados que exige la CSU complica la coaliciónLa Jamaika Koalition a la que aspira la CDU de Angela Merkel para gobernar con liberales (FDP) y Verdes se ha convertido en un parto complicado ante la intransigente postura de sus hermanos bávaros de la CSU, que exigen condiciones inaceptables para los demás. Aunque todos están abiertos al diálogo en las próximas conversaciones de sondeo, que no negociaciones, el empeño de la CSU en establecer una cuota máxima anual de refugiados complica la formación de la alianza.Forzados por sus malos resultados electorales y preocupados por la posible pérdida de la mayoría absoluta en las regionales de Baviera en un año, los socialcristianos insisten en plantear límites a la acogida de peticionarios de asilo y establecer una cota máxima anual de 200.000. Una reclamación que vienen rechazando desde la crisis de los refugiados la propia Merkel y la CDU, y que tampoco aceptarían liberales ni verdes, los tres partidos con el argumento de que es inconstitucional. La demanda de la CSU tiene como objetivo, según asegura su presidente y primer ministro bávaro, Horst Seehofer, «cerrar el flanco derecho» de los conservadores y quitar argumentos a la ultraderechista AfD. «En una coalición con nosotros no habrá, al igual que con CDU y FDP, un límite máximo de refugiados», afirmó Simone Peter, copresidenta de Los Verdes, mientras el liberal Christian Lindner señaló que «la política no son matemáticas» y advirtió contra la idea de convertir «en un proyecto político romántico» una posible Jamaika Koalition.El modelo de En MarchaLos más destacados disidentes de la xenófoba AfD, su todavía presidenta, Frauke Petry, y su marido, Markus Pretzell, líder parlamentario del grupo en la cámara de Renania del Norte-Westfalia, proyectan fundar un partido a imagen y semejanza de la CSU, pero para todo el país y siguiendo el ejemplo del movimiento En Marcha que lidera Emmanuel Macron. «Hace falta una CSU a nivel federal», aunque «sin la parsimonia del carguero bávaro», anunció Pretzell en el rotativo Kölner Stadtanzeiger. El también diputado del Parlamento Europeo comentó que los partidos en su forma actual «no son más que agujeros negros en lo económico y personal»; también AfD, que «es un partido rico, aunque derrocha el dinero en luchas intestinas».
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