Trump amenaza con cerrar el Gobierno si no le dan dinero para hacer el muro

El presidente apela en Reno a la unidad tras su discurso antiinmigrantes en Phoenix

La Voz de Galicia, ADRIANA REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL , 24-08-2017

«Es hora de curar las heridas que nos han dividido, de buscar una nueva unidad basada en los valores comunes que nos unen», dijo el líder de EE.UU. Fue así como, después de días de retórica divisiva, Donald Trump se volvió a vestir de presidente y recuperó su tono más patriótico: «Somos un pueblo, con un país y una bandera», dijo entre los aplausos de la convención nacional de la Legión Americana, una organización de veteranos de guerra con casi cien años de historia.

Como si de un Jekyll y Mr. Hyde se tratase, su intervención de ayer en Nevada no fue más que la calma después de la tempestad que arreció sobre la ciudad de Phoenix, en Arizona, donde el huracán Trump mostró su lado más irresponsable. Era el primer viaje al oeste del país como presidente y también suponía una gran oportunidad para presionar al Congreso y conseguir su ansiada financiación para el muro fronterizo con México. Dicho y hecho.
.Un hombre se enfrenta a la policía de Phoenix
Un hombre se enfrenta a la policía de Phoenix SANDY HUFFAKER | reuters

En un acto de desafío hacia los miembros de Capitol Hill, el neoyorquino se comprometió a levantar el muro a costa del cierre gubernamental y si los legisladores no aprobaban el presupuesto para llevarlo a cabo. La amenaza de Trump es la consecuencia de que el Senado todavía no haya aprobado ni un solo dólar de presupuesto para su propuesta estrella. Y es que aunque esta tenga el visto bueno inicial de los Representantes, sin la aprobación de ambas cámaras el presidente no podrá disponer del dinero para construirlo. Si los fondos no llegan antes del 31 de septiembre, el republicano tendrá que esperar hasta el 2019. «Ahora los demócratas obstruccionistas no quieren que lo hagamos. Pero créanme: si tenemos que cerrar el Gobierno, lo haremos», retó combativo el magnate, obviando la censura del líder demócrata de la Cámara Alta, Charles Schumer, quien advirtió que sus amenazas se podían hacer realidad.

Nada le importó a un presidente que el martes recuperó su tono más incendiario entre ovaciones continuas. «¡Estamos liberando vuestras ciudades!», dijo eufórico sobre la inmigración ilegal y retomando así sus gritos más populistas, en los que los ataques a la prensa son de uso obligatorio. Fue a ellos a quienes culpó de la polémica sobre su tibieza con el racismo tras los ataques de Charlottesville, porque según Trump la culpa de equiparar a los supremacistas blancos con sus detractores es de los medios de comunicación «que no aman a nuestro país». Sin un ápice de respeto por la veracidad de los hechos y obviando la condena generalizada de sus propias palabras, el presidente estadounidense volvió a argumentar sobre una realidad paralela que son «los medios quienes dan voz a los grupos de odio».

Indulto de Arpaio

En el mismo mitin, el neoyorquino aprovechó para confirmar que indultaría al sheriff Joe Arpaio, símbolo del racismo existente contra los inmigrantes en Arizona y vaticinó que no habrá acuerdo con México y Canadá, al respecto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés): «Probablemente acabaremos con el Nafta en algún momento», dijo altivo, disfrutando de los aplausos de sus acólitos y evidenciando que sigue sintiéndose mucho mejor en la piel de un candidato que en la de presidente.

Su intervención así como las propuestas que en ella deslizó provocaron el estupor en el exdirector de Inteligencia Nacional, James Clapper, quien cuestionó la salud mental del republicano y calificó su discurso de «francamente aterrador y perturbador». «Trabajé para muchos presidentes, desde Kennedy hasta Obama y nunca he visto nada más inquietante que esto. Da miedo que Trump tenga los códigos nucleares», alertó Clapper, en CNN.
«Retroceda, asqueroso. Aléjese», le dijo Hillary al magnate durante su segundo debate

Fue uno de los momentos más incómodos para Hillary Clinton. Sucedió durante el segundo debate político que enfrentó a la demócrata contra Donald Trump durante la campaña electoral. El encuentro estaba marcado por el polémico vídeo del neoyorquino en el que hacía comentarios obscenos sobre las mujeres. Aquel 9 de octubre del 2016, la audiencia vio una de las peores caras del hoy presidente de EE.UU. cuando sin reparo alguno, el magnate intimidó a su contrincante acechándola por la espalda en medio del escenario, mientras ella contestaba a una de las preguntas de los presentes en la Universidad de Washington, en Saint Louis. Lo que Clinton sintió exactamente en aquel momento ha sido relatado en su libro What happened (Qué pasó): «Fue increíblemente incómodo. Estaba literalmente respirando en mi cuello. Tenía la piel de gallina. Fue uno de esos momentos en los que deseas poder dar al botón de pausa y preguntar a todo el mundo que está mirando: ‘Bueno, ¿qué harían ustedes?’», dice la demócrata en uno de los audios del libro leídos por ella misma y que ayer sacó a la luz el programa Morning Joe, de la televisión MSNBC.

Experiencia vital

La aspirante demócrata reconoció que se mantuvo tranquila ante Trump gracias a la experiencia de toda una vida en la que los hombres «han querido amedrentarme», pero, aun así, no deja de preguntarse qué hubiese ocurrido si hubiese optado por encarar a Trump: «¿Qué haría alguien en mi lugar, mantendría la calma, sonriente, como si él no invadiera constantemente su espacio? ¿O se daría la vuelta para mirarlo a los ojos y decirle alto y claro: ‘¡Retroceda, asqueroso. Aléjese. Yo sé que le encanta intimidar a las mujeres, pero a mí no me va a intimidar, de modo que retroceda!’».

El nuevo libro de la excandidata saldrá a la venta el próximo 12 de septiembre y es un relato de las experiencias vividas durante unas elecciones históricas «marcadas por la ira o el sexismo» y por la injerencia rusa que Clinton califica como «un asalto a la democracia sin precedentes»: «En este libro hablo de los momentos de la campaña que me gustaría volver a vivir y hacerlos de manera diferente. Si los rusos pudieran hackear mi mente, encontrarían una larga lista», zanjó después de reconocer que su derrota significó para ella un duro fracaso con el que tendrá que vivir el resto de su vida.
Cae el jefe de la Séptima Flota tras el choque de Singapur

«Pérdida de confianza en su capacidad para liderar». Este ha sido el motivo del cese fulminante del almirante Joseph P. Aucoin, comandante de la Séptima Flota de la Armada de EE.UU., después de la segunda colisión mortal en dos meses, en buques de guerra desplegados en el Pacífico. El último de ellos tuvo lugar el pasado lunes después de que el destructor John S. McCain impactase contra un petrolero de 30.000 toneladas frente a las costas de Singapur. El choque se saldó con diez marines desaparecidos y otros cinco heridos. A este balance hay que sumar otros siete fallecidos el pasado mes de junio después de que el destructor estadounidense Fitzgerald chocase contra el carguero filipino ACX Crystal en aguas de Japón.

El lugar de Aucoin será ocupado por su número dos, el contraalmirante Phil Sawyer, tal y como anunció ayer la Armada desde su base en Yokosuka, Japón.

El relevo no es baladí por varios motivos. Primero, porque la Séptima Flota es la más poderosa de las unidades de la Marina de EE.UU. en el extranjero, con 70 buques de guerra, incluyendo submarinos y barcos de apoyo; y, segundo, porque esta crisis ha provocado que la Armada haya tenido que hacer un paréntesis en sus operaciones, en medio de la tensión creciente entre EE.UU. y Piongyang. Y es que a pesar de que el miércoles, Donald Trump asegurase que Kim Jong-un «empieza a respetar» a los estadounidenses, lo cierto es que el dictador norcoreano ha encargado recientemente más producción de motores de cohetes y cabezas de misiles. Así lo han desvelado varios medios, después de que el norcoreano haya amenazado a EE.UU. a través de un vídeo propagandístico en el que se puede ver a Trump y a otros altos cargos en un cementerio con decenas de cruces y envueltos en llamas: «El destino de Estados Unidos con sus crímenes termina aquí», reza un documento absolutamente alejado del respeto al que el neoyorquino aludió en su mitin en Arizona.

A las tensiones norcoreanas se han sumado las surgidas en Egipto, después de que el Ejecutivo estadounidense haya recortado en casi 100 millones de dólares la ayuda militar y económica que EE.UU. entrega al gobierno de Abdul Fatah el Sisi. La respuesta El Cairo no se hizo esperar, cancelando la reunión que el yerno de Trump, Jared Kushner, de gira por Oriente Medio, tenía programada en el Ministerio de Exteriores egipcio.

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