Más de 33.000 refugiados de la República Democrática del Congo (RDC) en Angola han empezado a ser trasladados de un campamento muy próximo a la frontera a otro a cien kilómetros hacia el interior, en un esfuerzo por mejorar sus condiciones de vida y de seguridad, dijo hoy la ONU.

Los refugiados son víctimas de la ola de violencia que se ha extendido en el último año de la región de Kasai (centro de la RDC), con la muerte de al menos 3.000 personas.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indicó que los centros de recepción ubicados en el norte de Angola (área fronteriza con Kasai) están saturados y que por ello los refugiados serán reubicados en asentamientos previstos en Lóvua.

Con este fin, el Gobierno angoleño ha asignado 33 kilómetros cuadrados de terreno en esa localidad, donde los refugiados recibirán una parcela para levantar un albergue donde vivir y cultivar alimentos que puedan completar las raciones que reciben gracias a la ayuda internacional.

El organismo de la ONU sostuvo que la distancia que hay entre el nuevo asentamiento y la frontera “ayudará a mantener el carácter humanitario y civil del lugar”.

En los últimos seis meses, decenas de miles de congoleses han tenido que abandonar sus hogares en la región de Kasai a causa de la violencia y la situación se mantiene inestable.

Las autoridades de Angola, ACNUR y otras entidades humanitarias con las que colaboran están listas para prestar ayuda a un máximo de 50.000 refugiados para fines de este año, y esperan que para ello aumenten las contribuciones a este plan.

De los 65,5 millones de dólares solicitados el pasado junio a la comunidad internacional para financiar éstas y otras actividades en favor de los refugiados de Kasai, sólo se ha recibido el 32 %, precisó la ONU.