Bush vincula el pacto migratorio con México a un control eficaz de la frontera

El Mundo, 01-04-2006

Después de muchos meses de indiferencia con su vecino del norte, el presidente mexicano Vicente Fox devolvía ayer con una sonrisa todos los piropos que le dedicó el presidente George W. Bush. El tono distendido y los buenos deseos expresados por unos y otros acompañaron una cumbre tripartita que concluyó en Cancún y que durante algo más de 24 horas reunió a ambos presidentes y al primer ministro canadiense Sthephen Harper.

«Es importante tener un socio comercial que tenga una economía estable». «Señor presidente, si observamos objetivamente su trabajo, su país debe apreciar en todo lo que vale la estabilidad de la economía» dijo Bush a su homólogo mexicano, hasta ahora despreciado con la apatía del político texano, desde que Fox decidió no apoyar la invasión de Irak.


En esta ocasión, las sonrisas, los piropos y el paseo por los restos arqueológicos mayas más importantes del país tuvieron una calculada repercusión ante las cámaras, aunque los resultados prácticos sean escasos.


Tal y como había advertido Fox, la cumbre del bloque económico y comercial más poderoso del continente y que afecta a más de 420 millones de personas concluyó «sin noticias espectaculares».El aviso llegó después de comprobar que la seguridad fronteriza sigue siendo la obsesión estadounidense, que condiciona el impulso de un acuerdo migratorio al compromiso mexicano de controlar sus fronteras.


Pero por encima de esto, la reunión tenía un aire de despedida, a menos de 100 días de que México elija a un nuevo presidente.Ante la opinión pública, Fox sale, de esta forma, reforzado por un encuentro cargado de simbolismos y mensajes visuales.


El pasado jueves, el presidente mexicano ejercía de anfitrión, caminando distendidamente entre las pirámides de Chichen Itza con sus socios en el Tratado de Libre Comercio (TLC) en un claro contraste con las imágenes de miseria, violencia y emigrantes saltando la frontera que a diario pueden verse en las televisiones de EEUU.


Las ruedas de prensa fueron de nuevo el espaldarazo a un presidente como Fox retratado como un líder capaz de alejarse diametralmente de las políticas económicas populistas de anteriores presidentes.El encuentro pretendía también ser una respuesta a la opinión pública que reprocha al presidente mexicano haber apostado todas sus cartas a un acuerdo migratorio con Estados Unidos que aún está lejos de ver la luz.


Y si antes fueron José María Aznar y Hugo Chávez quienes mostraron sus preferencias por uno u otro candidato ayer fue el turno para el presidente estadounidense quien a tres meses de las elecciones presidenciales, dejó caer varios mensajes de respaldo dirigidos a reforzar al candidato oficialista, Felipe Calderón, cada vez con menos posibilidades de ganar el próximo 2 de julio. «Señor presidente, ha hecho un gran trabajo… que México debe apreciar» dijo, Bush.


La reunión sirvió también para relanzar el destino preferido por los norteamericanos en México, Cancún. El balneario caribeño, destrozado tras el paso del huracán Wilma ofreció su mejor cara a pesar de que aún está lejos de alcanzar la normalidad.


El único gesto real salido de la cumbre fue el anuncio de Fox de que volverán las extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos. «Estamos a escasas semanas de que salgan los primeros», aseguró el mandatario. «No puedo dar nombres, pero es una docena y después viene otro grupo de cuando menos otros 12», dijo.


Fox puso como ejemplo de la eficacia de las extradiciones el caso de Colombia, donde después de una prohibición transitoria entre 1991 y 1997 por una guerra de grupos de narcotraficantes, se restableció el envío de capos a Estados Unidos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)