Fox ofrece mayor vigilancia en la frontera a cambio de que EE. UU. legalice a los 'sin papeles'
La supuesta prioridad que Bush y el presidente mexicano iban a dar al asunto de la inmigración ilegal ha sido un espejismo
La Vanguardia, 31-03-2006>
Fortalecido por la aprobación en un comité del Senado estadounidense de un proyecto de ley que abre el camino a la legalización del emigrante sin papeles, Fox ofreció a Bush mejorar la seguridad en la frontera común a cambio de apoyo a una reforma que beneficiaría a millones de mexicanos. La manifestación del miércoles en Los Ángeles de miles de hijos de inmigrantes contra la criminalización del indocumentado fue un impacto que reforzó la posición de México.
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Fox aprovechó su reunión con Bush, la última que mantendrá como presidente, para pedirle, como cuate (amigo íntimo), que convenza a los congresistas republicanos más recalcitrantes para que aprueben la ley migratoria. Sin embargo, Fox se mostró cauto. “La iniciativa del Senado de EE. UU. es positiva, pero sólo es un paso de un proceso más amplio y complejo”, dijo.
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Tras la excursión por el centro arqueológico de Chichén Itzá, en el corazón del Yucatán, Fox, Bush y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, se trasladaron al emporio turístico de Cancún, que todavía no termina de recuperarse de los destrozos del huracán Wilma,para sostener reuniones bilaterales. Hoy celebrarán una cumbre tripartita sobre la marcha de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (Aspan), mecanismo suscrito hace un año por los tres países que va más allá del tratado de Libre Comercio.
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Para Fox, el posible acuerdo sobre los inmigrantes es la oportunidad más importante para salir de la presidencia con un logro que viene persiguiendo desde que llegó al poder. Después de las elecciones generales mexicanas del 2 de julio, Fox será irrelevante políticamente.
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Fox y Bush se reunieron por primera vez en el rancho del gobernante mexicano en San Cristóbal, Guanajuato, el 16 de febrero del 2001. Comieron al aire libre y, sin prisas, se fumaron un puro. Bromearon, se dieron palmaditas en la espalda. Dijeron que iban a dar prioridad al problema migratorio. Aquella imagen de camaradería fue un espejismo. Ese mismo día, antes de sentarse a la mesa, sin guardar las formas de elemental cortesía, Bush ordenó un bombardeo aéreo contra Iraq (aún faltaban 25 meses para la invasión). Los misiles sepultaron el tema migratorio. El ataque desvió la atención y puso de relieve lo poco que importaba América Latina al presidente estadounidense.
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La buena amistad que mostraban los dos presidentes hasta ahora sirvió de poco para sacar adelante las reformas que esperan los indocumentados. Fox tiene claro que la coyuntura actual está en manos del Congreso de Washington más que en la Casa Blanca. Y admite que el problema de la inmigración requiere una solución de “lado y lado”, por lo que México también debe hacer “su tarea” para fomentar el desarrollo económico que evite la emigración masiva.
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Cada año, más de 400.000 mexicanos cruzan ilegalmente la frontera. En EE. UU. viven unos seis millones de mexicanos sin papeles, en su mayoría trabajadores poco cualificados que realizan labores agrícolas, de construcción o de limpieza.
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