Con la mano en el corazón, ¿somos conscientes de lo que significa la inmigración ilegal, como afirmamos?

No veo que nadie convoque manifestaciones «masivas» para decir !Basta Ya¡ al tráfico ilegal de seres humanos. No veo ira en los sindicatos dado que el Tercer Mundo nos «bombardea» con «avalanchas» de inmigrantes porque allí no se conoce la teoría del trabajo. No veo obra social en el gran capital que dé un vuelco a esa «pobreza amenazante» que los expertos nos advierten cada vez que a nuestras playas, contaminadas por los residuos de la civilización, llegan quienes nos demuestran con su dura travesía o con su muerte que tienen el mismo derecho que los del Primer Mundo a ser felices. Y no necesariamente en el mundo de Adán Martín.

No veo que ningún gobierno elegido democráticamente haya sido capaz de cumplir con el mísero 0,7% del producto interior bruto. No veo a una Unión Europea, aquélla que nos prometió una Constitución para, entre otras cosas, extender al resto del mundo los valores democráticos de la paz y la justicia social, realmente implicada en contener la «avalancha» de los desheredados de la Tierra.

No veo medios de comunicación de reconocido prestigio que denuncien insistentemente la situación en la que se encuentran millones de personas que pujan por salir de su destino fatal. No veo ciudadanos contribuyentes de un Estado democrático que llamen a una objeción de conciencia fiscal para que los gobiernos potencien la cooperación internacional sin tomaduras de pelo ni insultos a la inteligencia colectiva.

No veo encadenamientos que obliguen al Gobierno diga claramente qué guerras financiamos en aquellos países exportadores ilegales de seres humanos. No veo una llamada al boicot de los productos de las multinacionales que explotan los recursos de los países desde los que salen las «oleadas» de inmigrantes.

No veo bonificación consagrada en el Régimen Económico y Fiscal que incentive la solidaridad y que nos evite vernos como punto de destino de pateras, cayucos, barcos nodriza y turistas con vocación de inmigrante ilegal.

No veo que los dirigentes de esta comunidad autónoma desvinculen inmigración con inseguridad, no sólo ciudadana, sino la del tipo laboral – pérdida del empleo – , la cultural – pérdida de identidad – y la territorial – «capacidad de carga» limitada – .

No veo más que demagogia, y este escrito es un ejempleo más.