Ya que, por fin, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, se han vuelto a hablar, en privado, y ya que han sentado unas primeras bases para el futuro próximo y medio en la cuestión de la tregua terrorista, es el momento de pedir más. Ahora que hay buen rollito, o al menos indicios de que la cosa ha cambiado, es la ocasión para pedirles que también se sienten a tratar la inmigración y recuerden que hace tan sólo una semana estábamos hablando de entre 1.200 y 1.700 muertos en aguas atlánticas, posiblemente españolas, y cuyas memorias estaban guardadas en algún cajón.
>

Asistimos a una catástrofe humanitaria de dimensiones que, en la época reciente, nunca, desde la guerra de los Balcanes, ha sufrido un país europeo. Lo que está ocurriendo en torno a Canarias es de tal calibre que los miles de muertos hacen presagiar que serán muchos más los que perezcan en el futuro. ¿Se darán cuenta de que éste es el gran tema del presente siglo? ¿Alguien advertirá que dentro dos, tres o cuatro años, cuando ya no hablemos de ETA, sí continuaremos recibiendo pateras, cayucos o como se llame el recipiente en el que se hacinen los muertos?
>

Hay quien dice que los africanos que atraviesan su continente y se lanzan a la mar desde Mauritania lo hacen por el efecto llamada, como si no lo hubieran hecho años atrás cuando no había regularizaciones. Se llega incluso a argumentar que estas personas llegan a España llamados por la propuesta de que los inmigrantes puedan votar en las elecciones municipales. Como si les importara algo quién es el alcalde del lugar donde sirven de aparcacoches cutres, o donde malviven y mueren como perros.
>

Pero da igual. Más allá de disquisiciones humanitarias, asistimos a un drama de dimensión intercontinental. ¿Nos imaginamos qué hubiera hecho ya la UE o la OTAN si miles de inmigrantes hubieran muerto en el canal de la Mancha y los cadáveres y supervivientes llegaran a las costas de Francia o del Reino Unido? Seamos francos: nuestro caso importa lo justo. Primero, porque Canarias está muy lejos y segundo, porque las víctimas son negros y pacíficos.
>

Desde luego que a más de uno o una le ha venido Dios a ver con la tregua de ETA, porque el efecto balsámico del comunicado sobre la política nacional se ha extendido hasta tapar el escándalo de miles de muertos, centenares de repatriados y decenas de miles que siguen esperando para saltar o morir. Y para colmo, después de conocido el desastre y sufridas sus consecuencias, oímos a los máximos representantes europeos decir que están muy preocupados. Gracias, pero preocúpense menos y hagan algo, por favor, algo que sea más que los dos millones de euros aprobados como ayuda en la pasada cumbre europea. Sí, sí, he escrito bien: sólo 2 millones de euros.
>

Sea como fuere el inexorable futuro, deberíamos mirar a largo plazo, por una vez, y tener muy claro que cuando ya no abramos los periódicos y los informativos con ETA y sus alrededores, seguiremos contando africanos capaces de saltar vallas, navegar desde Mauritania o subir a nado desde el golfo de Guinea. Y si no, al tiempo.
>

Aznar y la autodeterminación El ex presidente Aznar advirtió durante una cena en Madrid, pocas horas después de conocerse el comunicado de ETA, que, en su opinión, lo pactado entre el Gobierno y los terroristas termina en un referéndum por la autodeterminación o, al menos, en el reconocimiento de tal derecho. Cuenta alguno de los asistentes que casi todos los comensales salieron de la cena con una doble sensación: deprimidos y “a mil por hora”.
>

España apuesta por Lourdes El Gobierno apuesta por que la presidencia del Perú la ocupe dentro de unos meses Lourdes Flores, la candidata que aumenta sus posibilidades frente al excéntrico Humala y el conocido Alán García. Desde Madrid se plantean los comicios como una pugna entre Lourdes y Humala, que se resolvería en una segunda vuelta en la que García apoyaría a la candidata liberal. La experiencia de Evo Morales y de Hugo Chávez aconsejan apostar sobre seguro.
>

Alerta máxima: sube Sarkozy La diplomacia española está muy atenta a Francia y a las consecuencias políticas de la crisis. Todo indica que quien se está riendo a carcajadas es Sarkozy, el gran beneficiario del bajón popular de Villepin. Desde España no se oculta la preferencia hacia el primer ministro, pero se sospecha que, al final, el titular de Interior, muy cercano al PP, llegue a lo más alto del poder en París.
>