pamplona. El Ministerio del Interior mantiene en Navarra desde diciembre del año pasado un dispositivo especial para prevenir la llegada, implantación o desarrollo de las bandas juveniles violentas que ya operan en otras capitales españolas. Generalmente integradas por personas origen sudamericano, estas organizaciones no están asentados en la Comunidad Foral, pero los expertos policiales sí han detectado la presencia de grupos cercanos a las mismas con comportamientos muy similares.

La directriz fue emitida el pasado 5 de diciembre por la Secretaría de Estado de la Seguridad, que incluye a Navarra entre las cinco comunidades autónomas con más riesgo potencial, junto a Madrid, Barcelona, Valencia y Murcia.

Como medida preventiva, el Cuerpo Nacional de Policía mantiene operativa una unidad dedicada a la investigación de este tipo de actividades, como puso de manifiesto ayer por la tarde un inspector de la Policía Nacional durante una conferencia celebrada en la Casa de Cultura de Zizur Mayor. “Estamos analizando la situación y los datos que arrojan las intervenciones con los jóvenes que pueden estar en el entorno de esas organizaciones. No hay nada serio, pero hay que estar vigilantes”, señaló antes de la charla.

Otro participante, un sargento de la Policía Municipal de Pamplona, también incidía en que no hay detectadas bandas organizadas, “aunque tampoco se trata de un fenómeno nuevo. Ha sido habitual en algunos barrios de Pamplona la presencia de pandillas de gamberros, pero es cierto que hay diferencias con otro tipo de bandas, sobre todo porque éstas hacen alarde de la violencia; es uno de sus signos identificativos.”.

La mayor preocupación no es que los jóvenes puedan vestir de una determinada forma o que tengan estéticas similares a las bandas originales de EEUU o Centroamérica, donde nacieron y se desarrollaron, fundamentalmente dentro de las prisiones, los ya conocidos latin kings o los ñetas.

la violencia como nexo “Hemos detectado que estos grupos hacen de la violencia y de determinados actos delictivos sus señales de identidad como grupo. Ése es el problema y donde debemos incidir, antes de que puedan acaparar estructuras mayores”, aseguran los expertos policiales.

Las directrices del dispositivo puesto en marcha por el Ministerio del Interior inciden en la coordinación de la labor de las FSE para detectar la presencia de estas bandas. El plan es extensible a todo el territorio nacional, pero se ha decidido incluir a Navarra entre las zonas de vigilancia especial por sus circunstancias sociales, labores y económicas, que ha posibilitado un arraigo y asentamiento de un flujo migratorio importante. “Hemos visto y analizado y aquí puede darse un caldo de cultivo para el nacimiento de este tipo de organizaciones”.

Las FSE califican de bandas a todo grupo de menores de edad o de jóvenes, con edades comprendidas entre los 12 y 32 años, con una estructura y disciplina interna, en el seno de las cuales desarrollan actividades delictivas. La directiva establece el plan de actuación, sobre todo para atajar cualquier posibilidad de que los grupúsculos detectados puedan generar hacia esa bandas.

actividades delictivas “No hay bandas, pero sí hay pequeños grupos de estética similar pero que no mantienen la estructura organizada y jerarquizada de las bandas. Hemos detectado que algún grupo en Navarra ha cometido hechos delictivos y hay que tenerlos controlados”.

La mayor parte de las bandas está integrada por personas procedentes del continente americano, pero también se ha detectado la presencia de nacionales entre sus miembros. Su peculiaridad, y lo que convierte en preocupante el asunto, es que algunos jóvenes y adolescentes sienten atracción por estas bandas, por lo que tienen de aliciente, de llamada a la transgresión. “Se le ofrecen aventuras, amigos, comportamientos de rebeldía al sistema. Nacen en ambientes difíciles, en los extrarradios de las ciudades, donde ven un caldo de cultivo perfecto para su desarrollo. Es un fenómenos social importado, porque además de las muchas personas honradas que han llegado, hay una pequeña parte que no lo es”.

Estos grupos aprovechan comportamientos miméticos de esas bandas originarias para recabar nuevos miembros, como una forma de expresar el desarraigo o el rechazo social que en algunos casos puedan darse. Es una autoafirmación de su identidad y estos jóvenes tratan de reproducir los comportamientos de sus países de origen. Ahí está el riesgo mayor, según los expertos en la materia.

medidas preventivas Ese plan establece la prevención y hay unos parámetros y medidas policiales que ya se están tomando en cuenta. Localización, cuantificación, identificación de los líderes, mayor presencia policial, investigación de sus sistemas de financiación, mapas criminológicos donde desarrollan sus actividades, sobre todo en los parques, zonas deportivas y algunos barrios. También se analizan las páginas de Internet, las publicaciones que consumen, y otras fuentes de información para conocer su estructura interna.

No hay datos sobre el número de los jóvenes o adolescentes que se mueven en Navarra en el entorno de estos grupos potencialmente con más riesgos o en los alrededores de algunos personajes calificados como problemáticos, pero son muy pocos comparados con el resto de la población inmigrante, alrededor de un 10% del total en Navarra.