"En el Mediterráneo cuentas cuerpos, pero nadie sabe la gente que muere en el desierto"
El Periodico, , 31-05-2017Nacido en Etiopía, el antrolólogo e investigador social Samson A. Bezabeh se ha especializado en migración y diáspora, colonialismo, religiones y en las relaciones entre ciudadanos de África. Autor de varios libros y de artículos aparecidos en prestigiosas revistas especializadas, ha sido uno de los participantes en el congreso “Migraciones y desplazamiento en la África Contemporánea” celebrado en Barcelona y organizado por el Instituto de Globalización, Cultura y Movilidad de la Universidad de las Naciones Unidas.
Aquí solemos utilizar la palabra migrantes cuando nos referimos a los subsaharianos, y refugiados cuando hablamos de los que proceden de Oriente Próximo ¿Es correcto?
Depende del contexto. Hay que recordar que hay muchos africanos que son refugiados porque en África hay también países que están en guerra como Somalia, Congo, Malí o Libia.
Sabemos de las personas que mueren en el Mediterráneo pero muy poco o nada de los que mueren en el desierto camino al norte del continente, principalmente a Libia ¿Cómo es esa ruta?
Terrible. La ruta es completamente desértica. La gente que procede del Cuerno de África, por ejemplo, debe de atravesar Sudán. Es un trayecto que muchos lo hacen a pie y es muy, muy duro. Mucha gente se queda en el camino.
¿Hay alguna estimación de víctimas?
Tenemos el número de muertos en el Mediterráneo porque en ocasiones hay cuerpos que contar, pero no tenemos ni idea de la gente que muere en el desierto porque es inaccesible. No hay cifras, pero estoy seguro que es un número significativo, hablo de miles.
¿Cuál es el perfil del traficante de personas?
La tendencia es pensar que todos los traficantes forman parte de una mafia, de una organización criminal. Y sí, hay gente que trabaja así, pero hay muchos traficantes, sobre todo los operan en los países de origen, que son gente normal que previamente han hecho la ruta y que conocen muy bien cómo y cuándo intentar llegar a Europa o a otros países. Les favorece la experiencia, y lo hacen porque saben cómo moverse.
¿No los considera parte de las bandas criminales?
En estos casos la diferencia entre el traficante y el migrante es muy difícil porque como ya le he dicho ellos también fueron migrantes en el pasado. Y normalmente entre unos y otros mantienen una estrecha relación. Pertenecen a la misma etnia, la misma religión. Proceden del mismo lugar. Es decir, en estos casos, el traficante no es un extraño. No es ese criminal que trabaja con las mafias. Es gente, hombres y mujeres, que viven una vida normal. Y obviamente no se consideran a sí mismos criminales.
¿Hay también mujeres que trabajan como traficantes?
Si claro, al menos en la investigación que he llevado a cabo. Recuerdo un documental de Sky News People Smuggler en el que los periodistas buscan a grandes traficantes de personas, todos hombres. Pero cuando haces una investigación etnográfica sobre el terreno te das cuenta de que hay muchas mujeres implicadas también en los países de origen. Como te he dicho es una cuestión que está relacionada con la experiencia. Yo no podría hacer este trabajo porque nunca he hecho la ruta y no tengo ni conexiones ni contactos. Y esas personas son vistas como gente que ayuda a otra. Claro que cobran dinero por el trabajo pero en estos casos entran en juego aspectos morales de ayuda. En sus países de origen, los migrantes o refugiados buscan traficantes que formen parte de su propio entorno.
Las nuevas tecnologías y las televisiones por satélite permiten conocer bien los riesgos que supone la larga y peligrosa travesía por el desierto y el Mediterráneo y como tratan las mafias a los refugiados o migrantes, en el caso de Libia los venden como a esclavos. A veces es difícil entender como, aún así, emprenden la marcha
Tal vez los primeros que se aventuraron a dar el salto no lo sabían, pero los de ahora claro que conocen los riesgos. No creo que haya muchos que, por ejemplo, no conozcan el drama de Lampedusa. Los que escapan de sus países valoran lo que dejan y el riesgo que corren por querer alcanzar su objetivo. Para muchos es mejor intentarlo a esperar a morir en sus países. Es este tipo de actitud. En Yemen, por ejemplo, hay una guerra y aún así hay mucha gente que intenta llegar a este país con el objetivo de entrar en Arabia Saudí.
¿Qué es lo que la UE no ha hecho y debería de hacer para hacer frente a la crisis de este tipo de migración?
Creo que deberían de enfocar el problema de una forma global, no centrarse únicamente en los traficantes y las mafias. Su planteamiento es cómo prevenir la llegada masiva de personas a Europa ahora, pero hay que buscar soluciones a largo plazo, es más inteligente e importante. Cuando estás sentado en Bruselas o en París es fácil hacer un análisis simplista. Sobre el terreno la realidad es muy diferente. Para combatir con eficacia este tipo de desplazamientos forzados hay que estar en contacto con la realidad.
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