El Partido Popular Danés (DF), segunda fuerza parlamentaria y apoyo externo del Gobierno de derecha liberal del primer ministro Lars Løkke Rasmussen, propuso hoy erigir una valla en la frontera con Alemania, inspirándose en el modelo húngaro, para reducir el número de solicitantes de asilo.

Hungría levantó en otoño de 2015 una valla en su frontera con Serbia a la que se sumó otra el pasado abril de varios metros de altura, con sensores y cámaras de vigilancia, y creó además zonas de tránsito para retener a los peticionarios mientras sus solicitudes son estudiadas y barracones para alojarlos.

El modelo húngaro, que ha sido criticado por la ONU y por otros países y organizaciones, despierta “gran entusiasmo” en el Partido Popular Danés, una fuerza de corte xenófobo, señaló el líder de su grupo en el Parlamento Europeo, Anders Vistisen.

Vistisen aseguró al diario “Politiken”, tras una visita con otros parlamentarios a la frontera húngara, que ese modelo permitiría reducir en un 95 % las solicitudes de asilo en Dinamarca, al poder devolver a Alemania a la mayor parte de los peticionarios.

“Si los alemanes tienen un problema con eso, si dicen que los refugiados vienen de Grecia o Austria, entonces deben poner orden en sus propias fronteras”, afirmó Vistisen.

El DF asume que la propuesta viola las reglas de la UE al ser una frontera entre países miembros, pero cree que Dinamarca debería arriesgarse a que el caso acabase en los tribunales europeos.

“Ahora mismo no se cumplen las reglas de Schengen (espacio europeo sin fronteras) y los húngaros dicen que es una medida temporal. Así que hay margen para hacer lo mismo que ellos, y luego ya afrontaremos los riesgos de que a la Comisión Europea (CE) no le haga mucha gracia”, declaró.

La propuesta ya ha sido criticada por el portavoz del Partido Liberal, Jakob Ellemann-Jensen, quien la ha calificado de “idea muy mala” y rechazado que el Gobierno pueda apoyarla.

“Una valla contra nuestro principal socio comercial, con el que hemos vivido en paz desde la II Guerra Mundial, sería en el mejor de los casos una señal extraña”, dijo Ellemann-Jensen.

Dinamarca recibió en 2015, en medio de la ola de refugiados en Europa, a 21.000 peticionarios de asilo (entraron un millón de migrantes por Grecia e Italia), un tercio más que el año anterior, aunque al siguiente logró reducir el número a casi 6.300, después de introducir controles fronterizos provisionales en enero de 2016 siguiendo el ejemplo de Austria, Alemania, Noruega y Suecia.

La CE ha recomendado a esos países levantar los controles dentro de seis meses, una idea mal recibida por el Gobierno danés.