SAN SEBASTIÁN. DV. Un matrimonio rumano juzgado ayer en la Audiencia de Gipuzkoa bajo la acusación de secuestrar y obligar a una sobrina suya menor de edad a ejercer la mendicidad en Gipuzkoa, negó ayer todas las imputaciones. Los inculpados manifestaron que la chica era la mujer de uno de sus hijos y que jamás se inmiscuyeron en las relaciones entre la pareja. «Nosotros no la retuvimos ni la obligábamos a salir a la calle a mendigar. Ella ya sabía cómo vivíamos y que nos dedicábamos a vender La Farola y a pedir, incluso cuando residíamos en Rumanía. Todos los gitanos hemos hecho lo mismo. Y a pesar de ello se vino con nosotros», manifestaron.

Los hechos juzgados se remontan al verano del 2003 cuando la menor, que entonces contaba con 13 años de edad, se fue a vivir a la localidad navarra de Monteagudo, a casa de los acusados, con uno de cuyos hijos, también menor, mantenía una relación sentimental. La Fiscalía sostiene que en cuanto llegó, el matrimonio imputado le retiró el pasaporte y que si bien en un primer momento le encomendó tareas domésticas dentro del hogar, posteriormente le instó a salir a la calle a pedir limosna. Para ello, asegura la acusación pública, la pareja le obligaba a vestir prendas oscuras y largas con la finalidad de aparentar mayor edad de la que tenía.

Aunque la menor aceptó realizar esta práctica en un primer momento, tras varios meses recapacitó y comunicó a los acusados que no deseaba seguir pidiendo. No obstante, según la Fiscalía, los acusados obligaban a la adolescente a continuar ejerciendo la mendicidad y le conminaban a entregar el dinero que obtenía, que diariamente rondaba los 50 euros. Los acusados, de acuerdo con lo mantenido por la Fiscalía, enviaban a la niña a pedir en localidades como Zarautz y Tolosa, pero no en Donostia, dado que la Guardia Municipal ejerce un estrecho control ante este tipo de actividades.

La acusación sostiene que durante la convivencia, el compañero de la menor y el hombre acusado le impidieron que mantuviera contactos con su padre, que en aquellas fechas residía en Gipuzkoa. En este sentido, la Fiscalía relata que en mayo de 2004 el matrimonio, junto a otros miembros de la familia, cogieron por la fuerza a la acusada, que se encontraba en las inmediaciones de la estación de Renfe en Donostia, y la introdujeron en un coche, antes de trasladarla al hipódromo de Lasarte – Oria, donde tenían instalado el campamento. Durante el trayecto, la menor fue agredida por su compañero y sujetada por por los pelos por la mujer acusada. Por estos hechos, el fiscal solicita para cada uno de los inculpado ocho años de prisión por los delitos de utilización de menores para la mendicidad, detención ilegal y maltrato no habitual. La defensa, por su parte, pide la absolución.

Con autorización

En la vista celebrada ayer en la Sección Primera de la Audiencia los acusados negaron las imputaciones. Manifestaron que la menor se incorporó a su familia con la autorización de su madre e indicaron que la víctima se había casado con su hijo por los ritos gitanos. Los acusados rechazaron igualmente que le hubieran retenido el pasarte y tacharon de falsedad que fuera obligada a ejercer la mendicidad. En este sentido, indicaron que la menor era consciente del medio de vida que llevaban. «Ya sabía que nuestra forma de vida, cuando no teníamos un trabajo, era la venta de La Farola y la mendicidad», indicaron.

Los acusados, igualmente, negaron que hubiesen intentado secuestrar a la adolescente. «Aquella noche, ella se había ido con su padre, que es un hombre que siempre está bebido, borracho. Lo que pretendíamos era que la niña no durmiera en la calle y por eso fuimos con mi hijo y otros familiares a decirle que regresara con él», manifestó la madre. El esposo, por su parte negó que hubiese tomado parte en este suceso. El juicio continuará hoy con la declaración de varios testigos.