Isaki Lacuesta estrena en Las Palmas un filme sobre las fronteras
El Mundo, 29-03-2006Nacido en Gerona y de origen vasco, Isaki Lacuesta (1975) se revela con su segunda película, La leyenda del tiempo, como un director al otro lado del nacionalismo. «Tengo familia vasca, nací en Gerona y por eso me he ido a Cádiz a rodar esta película, ya que son los más discretos de todos. Si alguien tuviera que reclamar ser república independiente, sería Cádiz», decía ayer con ironía.
«La verdad, es que entre una cosa y otra estoy vacunado de nacionalismo para toda la vida. Estoy hartísimo», explicaba entre risas aunque plenamente convencido Lacuesta, que irrumpió en el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria con una de las dos propuestas españolas a concurso, frente a La buena voz, de Antonio Cuadri, que es la otra.
Isra es un niño gitano que al morir su padre no puede volver a cantar. Makiko es una joven japonesa obsesionada por bailar flamenco. Lacuesta buscó en San Fernando los orígenes de su admirado Camarón de la Isla y «encontré una serie de paisajes y personas que me marcaron con tanta intensidad que me vi empujado a hacer esta película».
Dos personajes muy reales y opuestos relatan su vida; Isra, en castellano; y Makiko, en su idioma natal, el japonés. En la película, además, se aprecia el cambio de Isra de niño a adolescente. Su voz cambia durante el rodaje y esto le inyecta más fuerza al personaje. La actriz Makiko Mutsumura fue elegida entre las jóvenes japonesas asentadas en Cádiz para estudiar flamenco.
Lacuesta quería relatar la historia de una enfermera japonesa que quiere aprender y cantar flamenco, y la encontró. «Makiko era enfermera y además traía consigo un diario personal escrito a medias en japonés y castellano, lo que me ayudó aún más a escribir el guión de esta película», señala Lacuesta.
Dos historias que se relatan por separado en La leyenda del tiempo, que se convierte en canción en la voz de Makiko; la misma canción de Camarón que compuso Ricardo Pachón con letra del poeta Federico García Lorca. La cinta retrata a dos personajes en trasformación, con un lenguaje que se pretende transgresor: «Quiero romper las barreras entre ficción y realidad».
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