El nuevo líder conservador fuerza las elecciones en Austria

Sebastian Kurz, el joven ministro de Asuntos Exteriores, representa al ala más dura de su partido en materias como inmigración

Diario Sur, C. BENITO , 16-05-2017

La elección de Sebastian Kurz como nuevo líder del Partido Popular Austriaco ha abocado al país centroeuropeo a unas elecciones anticipadas que se celebrarán en otoño. Kurz, de 30 años, es la cara más visible de la renovación generacional de la política austriaca: tenía solo 24 años cuando accedió al Gobierno, en manos de la gran coalición que forman su partido y los socialdemócratas, y se convirtió en el ministro de Asuntos Exteriores más joven de toda Europa. A lo largo de su gestión se ha alineado con el ala más derechista de su partido: su decisión más recordada fue la de impulsar el cierre de las fronteras durante la crisis migratoria de 2015 y 2016, para bloquear la entrada de refugiados por la ruta de los Balcanes.

El Partido Popular ha decidido apostar por él como jefe de filas, en unas condiciones de marcado personalismo: el propio Kurz ha reclamado, como condición para asumir el liderazgo, que se le conceda libertad plena para definir la línea de la formación y la confección de las listas electorales. De hecho, el ministro ha planteado una estrategia que puede recordar a la de Emmanuel Macron en Francia y concurrirá a las elecciones como ‘Lista Sebastian Kurz – El Nuevo Partido Popular’, un «movimiento» que va a prestar especial atención a la inclusión en las listas de candidatos recién llegados a la política.

Con Kurz al frente de los ‘populares’ austriacos, la ruptura de la gran coalición que gobierna desde 2007 se presentaba inevitable. Las siguientes legislativas estaban previstas para 2018, pero hacía ya meses que se barruntaba la conveniencia de unas elecciones anticipadas, ya que la gestión del Ejecutivo estaba lastrada por hondas diferencias políticas (en materias tan cruciales como inmigración, reforma fiscal o educación) y agrias disputas personales.

Vuelco en los votos

El pasado miércoles, la inesperada dimisión del líder de los conservadores, el vicecanciller Reinhold Mitterlehner, precipitó los acontecimientos. Su sucesor al frente del partido, Kurz, no ha tardado en dejar claras sus intenciones: «Tenemos que consensuar unas elecciones anticipadas, de esta forma concluiremos esta campaña electoral permanente», planteó en una rueda de prensa. El canciller austriaco, el socialdemócrata Christian Kern, también admitió que «habrá con seguridad elecciones en el otoño». Ambos se reunieron ayer por separado con el presidente austriaco, Alexander Van der Bellen, que no apreció mayor dificultad en alcanzar un acuerdo sobre la fecha para los comicios, seguramente en octubre. Los analistas discuten ahora acerca del impacto que va a tener el liderazgo de Kurz en el reparto de escaños. En la actualidad, lidera las encuestas el ultranacionalista y eurófobo Partido Liberal, con una intención de voto que ronda el 30%.

Ligeramente por detrás está el Partido Socialdemócrata, mientras que el Partido Popular se sitúa alrededor del 20%. Pero la enorme popularidad de Kurz puede dar un vuelco a la situación, hasta el punto de catapultarle hasta el primer puesto de los sondeos, y algunos medios ya pronostican la reedición de la coalición entre el Partido Popular y el Partido Liberal que gobernó entre 2000 y 2007. En muchos asuntos, no existe distancia ideológica entre el nuevo líder conservador y los ultras, que a menudo le han acusado de robarles las iniciativas.

Kurz, un católico que se interesó por la política a los 10 años y no llegó a acabar los estudios de Derecho, ha criticado la política de acogimiento de Angela Merkel, aboga por la devolución a África de los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo y defiende la mano dura del primer ministro húngaro Viktor Orban.

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