«La ultraderecha utiliza siempre a la inmigración como chivo expiatorio»

El politólogo Asier Blas Mendoza señala que «el éxito de la ultraderecha se apoya en el descontento económico»

Diario Vasco, A.E. , 16-05-2017

Asier Blas Mendoza, doctor en Ciencia Política y de la Administración y profesor de la UPV, participó la pasada semana en la charla de la asociación Ikasten titulada ‘Emigración y auge de la ultraderecha’. Blas Mendoza apuntó que «la ultraderecha se apoya en un nacionalismo populista, en el descontento económico, utilizando a la inmigración como chivo expiatorio».

Con el objetivo de utilizar un elemento de unión y conexión, de cara a conseguir apoyos para posiciones extremistas, el profesor señaló que «la ultraderecha siempre identifica a alguien que trata de excluir, con un discurso contra la inmigración, pese a incluir en sus partidos también a inmigrantes. Aunque muchos de los votantes de Marine Le Pen, en Francia, o Geert Wilders de Holanda, no son ni racistas, ni xenófobos, ni egoístas. El discurso ultra se centra en decir: ‘Primero Francia’, ‘Primero Reino Unido’, ‘Primero Holanda’ y hacer lo que yo diga porque si no va venir el ’coco’», incidió.

Blas Mendoza, ganador del X Premio Manuel Giménez Abad de trabajos de investigación sobre descentralización política y territorial, también mantuvo que «el éxito de la ultraderecha surge de parte del fracaso de la izquierda. El fascismo creció, también, en base al crecimiento de la izquierda. No obstante, no hay ideologías únicas. Entre Trump y Clinton existen pocas diferencias o en el mismo PP o PSOE. Las posiciones ahora oscilan entre un extremocentro, con políticas neoliberales, y un centro progresista a favor de los derechos civiles con un discurso en favor de la inmigración, los homosexuales… Sin embargo, la ultraderecha, pese a tener un discurso simplista y demagógico, oye los problemas y después actúa contra determinados sectores. Sin embargo, en la izquierda están desapareciendo de su agenda los aspectos materiales, actuando más en defensa de las hegemonías culturales, las elitistas, las de la comunicación…».

«La izquierda con las élites»

Todo ello hace que, para Blas Mendoza, «la ultraderecha aproveche esas alianzas para criticar a la izquierda, en un momento en que muchos de sus dirigentes proceden de las capas elevadas. La elitización de la izquierda es la principal crítica de la ultraderecha». Junto a ello decía el doctor en Ciencia Política que «al capital financiero le interesa que haya más migración, dado que si estas personas por su gran movilidad pierden los lazos comunitarios, al cambiar de lugar, les impida reivindicar sus derechos. En manifestaciones contra Trump se podían ver a feministas junto a otras mujeres que portaban banderas del ISIS. Ahora, el capitalismo financiero es el más precursor de políticas de identidad de género, de identidad, racial, ecológica que pueden ser totalmente justas. Se trata de atomizar a la sociedad para que no luche por sus derechos. Atomizas todas las reivindicaciones haciendo más difícil aunar todas las políticas».

Al mismo tiempo habló del discurso del imperialismo que «comenzó llevando a América a Dios, después a civilizar a la gente, el desarrollo económico, y ahora como son dictaduras vamos a llevarles los derechos humanos y la democracia. Para el imperialismo esta es una coartada importante para seguir dominando el mundo».

El politólogo, miembro del grupo Parte Hartuz, relacionó la emigración con la globalización. Para ello, habló también de la existencia «de una primera globalización, liderada por el Reino Unido, a finales del siglo XIX, con el fin de vender sus artículos por todo el mundo, con un fin expansivo que finalizó con la llegada de los diferentes guerras mundiales». Sin embargo, los momentos de mayor prosperidad se vivieron entre 1945 y 1990, «porque los Estados crearon un mercado interno, con una intensa fabricación, con muchas más posibilidades de comprar, en donde la mano de obra no faltaba. Sin embargo, la posterior globalización se aprovechó de la mano de la extranjera generando que, por la ley de la oferta y la demanda, el descenso de salarios, pero sin que se diagnostique la situación precaria en la que vive mucha gente. Los partidos convencionales no analizan esto».

También citó la segunda globalización, sobre el 1990, «en la que las potencias regionales se expanden con el apoyo de diferentes países a gobiernos títeres, llevando a cabo un proteccionismo sobre sus bienes y aumentando su beneficio, con unos desarrollos brutales en sus países. Las crisis generan descontento y encienden las posiciones extremas». A partir de aquí se produjo el protagonismo que adoptaron los países grandes, en la llamada Tríada, con los estados dominantes (Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental, y Japón) que en el 2005 «llegan a generar 3 de cada 4 euros del planeta, el 75 por ciento del PIB del planeta, pero en el 2010, bajaron a 2 de cada 4 euros, con un 50 por ciento del PIB. Las dificultades de acceso a las materias primas produjeron ese descenso, pero en esos casos lo que hacen los Estados grandes, para mantener su imperios, es generar guerras, caso de la de Libia, para aprovecharse de sus materias primas, con lo que hace que vivamos una época crucial».

Igualmente el profesor de la UPV habló de la victoria de Trump que «se mueve bajo una ideología antiglobalista porque en Estados Unidos hay una lucha entre el capitalismo financiero y el sector de los que representan los intereses nacionales, entre los que está el presidente de Estados Unidos. De ahí, estaban su freno a deslocalizaciones, pero ha tenido que cambiar su discurso ahora, tras las presiones recibidas adoptando posiciones de apoyo a la guerra convirtiéndolo en un presidente americano más, pero en donde la mayoría de los votantes de Trump son gente que concluye que su voto a este empresario era porque economía estaba muy mal. La ultraderecha acoge elementos culturales conservadores, heterogéneos, adaptándose al lugar, combinado con elementos comunitarios apoyando la protección social y bajando impuestos. Ci cogemos un programa de Marine Le Pen podría parecer un programa de un partido socialista de los años 80».

Finalmente, Blas Mendoza criticó la concentración de alumnos inmigrantes en determinados colegios, «por la pérdida de transferencia de conocimientos y de otras identidades», al tiempo que apreciaba que «a la Universidad, cada vez más, llegan un alto número de estudiantes de las clases media alta, frente a una Universidad que en los años 80 y 90 acogía más a hijos de obreros». Por ello abogó por una educación pública, en su totalidad, «con la desaparición de las ayudas a colegios concertados».

Actividades de Ikasten

Con respecto a las actividades de Ikasten para hoy martes se programa una nueva charla, sobre Los Beneficios de las Setas, con Carlota Olaizola, de 10.00 a 12.00 horas en Armeria Eskola.

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