En ese espacio sin ley que son las barcas con las que los inmigrantes tratan de llegar a Europa tras zarpar desde las costas libias se puede perder la vida de diversas maneras. Lo más habitual es el ahogamiento, la asfixia por los humos emitidos por los motores o el aplastamiento que sufren los más débiles cuando no hay hueco para todos. Pero también se puede morir por una banalidad, como que al traficante le guste la gorra de béisbol que llevas, te la pida y no quieras dársela. Te la acaba quitando, pero antes te mete un tiro por la espalda.

Fueron testigos de esta escena varios de los 394 extranjeros desembarcados el pasado fin de semana en el puerto de Catania por la nave de rescate ‘Phoenix’. El barco también cargaba el cadáver de la víctima: un joven de 21 años originario de Sierra Leona que viajaba con su hermano mayor, quien veló el cuerpo en la lancha neumática hasta que llegaron los socorristas.

Cuando tuvieron conocimiento del asesinato, las autoridades italianas abrieron una investigación que ayer dio sus primeros frutos con la detención en las localidades sicilianas de Catania y Agrigento de cinco presuntos miembros de las redes criminales que se lucran con la inmigración. Uno de ellos es un libio que habría participado en el tiroteo al joven de Sierra Leona. El otro arrestado en Catania es igualmente originario del país norteafricano y también desembarcó del ‘Phoenix’ el sábado.

Los tres detenidos en Agrigento, en cambio, son nigerianos y llegaron a Lampedusa el 16 de abril. Tendrán que hacer frente a una larga serie de acusaciones: asociación a banda criminal, secuestro, extorsión, violencia sexual, homicidio… La Fiscalía cuenta con el testimonio de una mujer que asegura que los tres nigerianos asesinaron a su hermano y utilizaron igualmente la violencia contra ella. «Pegaban brutalmente y sin motivo alguno a los inmigrantes», relató otro de los testigos.