ÓSCAR MARTÍNEZ
«Las deportaciones masivas de Trump sólo inyectarán violencia»
Periodista salvadoreño. Reportero en ‘El Faro’, punta de lanza del periodismo digital sobre maras y fundador de Sala Negra, que investiga la violencia al norte de Centroamérica, advierte de que el chavismo está «apuñalando» la democracia en Venezuela
El Mundo, , 07-05-2017Presuntos miembros de la Mara Salvatrucha descuartizan con machetes a cuatro personas en un parque. Esta reciente noticia no está datada en El Salvador, sino en Long Island, Nueva York. Los supuestos autores son jóvenes que salieron de Centroamérica y se asentaron en el vecino rico del Norte, donde formaron pandillas. Un problema enquistado en la región y que corre el riesgo de agravarse con la nueva política migratoria del presidente de EEUU, Donald Trump, que amenaza con regresar a niveles de deportaciones y de violencia de las décadas 80 y 90.
«EEUU nunca ha entendido que la migración es más bien un círculo y Trump está a punto de volverlo a cerrar». Quien analiza este problema es Óscar Martínez (1983), periodista salvadoreño que llegó en 2007 al periódico digital El Faro, un medio de referencia en el continente y que el año pasado recibió el Premio a la Excelencia de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo. Martínez ejerce la profesión en uno de los lugares más complicados del mundo y lo hace desde Sala Negra, un proyecto del citado medio que cubre la violencia en el norte de Centroamérica y del que fue miembro fundador en 2011.
Como buen conocedor de los entresijos de la inmigración en la zona, que ha dejado plasmados en libros como Una historia de violencia (Debate, 2016), augura «muchas deportaciones de pandilleros» por parte del nuevo inquilino de la Casa Blanca. «Él [Trump] ya puso a la Mara Salvatrucha dentro de sus objetivos», explica Martínez, tras los asesinatos de Long Island y debido al recrudecimiento de la violencia por parte de la pandillas en otras zonas del país. «Creo que Trump va a volver a repetir lo que ya se hizo a finales de los 80 y los 90 con tan nefastas consecuencias para El Salvador, para Guatemala, para Honduras y para EEUU», añade el periodista salvadoreño en una entrevista durante su visita a Madrid, invitado por la ONG Reporteros Sin Fronteras.
En aquellos años deportaron a 4.000 pandilleros y «los mandaron a países que apenas estaban creando una institucionalidad, que apenas estaban naciendo como Estados», contextualiza Martínez, quien también advierte de que esa cifra en la actualidad ha aumentado en El Salvador hasta 60.000 miembros. Y, dibujando ese círculo migratorio en el que incide, muchos regresaron a EEUU «con una brutalidad terrible». En el momento actual, «si Trump ejecuta deportaciones masivas sólo aplicará una inyección de violencia a un país que ya no puede con más», puntualiza Martínez.
Un pequeño país informativamente olvidado, que no cesa de ostentar récords de violencia y de impunidad. «La gente se fijó en el Salvador mucho durante la guerra y muy poco durante la paz», subraya el reportero. «Hacer periodismo es confrontar al Estado cada vez más».
El Salvador también es un país muy complejo de entender. Fuertemente castigado por 12 años de guerra civil (1980-1992), polarizado, en el que los dos grandes partidos –Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)– están desconectados de los problemas de la sociedad y donde se cree que la violencia «sólo se puede resolver a balazos», según Martínez. Un territorio en el que se intentó pactar con los pandilleros. «El problema ahora es que la palabra diálogo está proscrita en El Salvador porque no genera votos», aclara Martínez y critica: «Los políticos salvadoreños eligieron los votos antes que la vida».
Los salvadoreños conviven con escenas de cruel violencia que hoy escandalizan al mundo al reproducirse, aunque por otros motivos, en otro rincón del continente: Venezuela. «Debe ser muy indignante tener la sensación de que vives en una finca y que arriba tienes un finquero y no un presidente. Eso debe hartar muchísimo. En el Salvador nos hartó hasta llevarnos a una guerra civil», explica. Precisamente, el mandatario de su país, Salvador Sánchez Cerén, apoya a Nicolás Maduro. «El FMLN se sigue aliando con todo lo que es izquierda en Latinoamérica y porque Venezuela permitió al FMLN amasar una fortuna», añade Martínez.
Ante el nuevo paso totalitarista de Maduro con su Asamblea Constituyente y el peligro de que la democracia muera en el país latinoamericano, este periodista tiene una opinión muy clara: «Ahora mismo la tienen acostada (a la democracia) y la están apuñalando, pero supongo que en una de esas puñaladas va a morir».
Realidades complicadas a las que Martínez, desde El Faro, intenta dar sentido. Cuando un sacerdote que trabajaba en un albergue de inmigrantes al sur de México le preguntó: «¿Y si esta gente está dispuesta a cruzar este infierno, de qué huyen, de cuál vienen?», la respuesta la buscó subiéndose a La Bestia (el tren usado por los indocumentados para ir a EEUU y que dio como resultado su libro En el camino) y seguirá en ese empeño.
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