Terapia de grupo para mujeres migradas

El área de Igualdad de Erandio crea el primer taller de apoyo para féminas de origen extranjero, que echó a andar el viernes

El Correo, ERLANTZ GUDE, 02-05-2017

A finales de 2015 el área de Igualdad del Ayuntamiento de Erandio hizo un diagnóstico de la coyuntura de las mujeres inmigrantes . Y fruto de las necesidades que las propias mujeres señalaron, el Consistorio ha puesto en marcha unos talleres que arrancaron el viernes con una primera sesión de dos horas en la sede de Behargintza, a los que se apuntaron diez interesadas. Una suerte de terapia de grupo para compartir añoranzas, construir amistades, tejer redes sociales y mirar al futuro.

La instructora, Cony Carranza, que sabe lo que es ejercer de empleada doméstica, esgrime que parte importante de las inmigrantes trabajan de cuidadoras, y que como no pocas han dejado hijos en sus países, estos quedan bajo la atención de sus madres o hermanas. La situación se agrava por las condiciones laborales que muchas soportan trabajando de internas. «Una mujer que cuida a una persona mayor en el mejor de los casos duerme cinco horas seguidas, cuando no se está despertando cada dos horas». La mayoría hacen frente al cuidado de gente de avanzada edad y dependiente.

Mejorar su situación

«De ochenta, noventa y hasta más de cien años. Hay casos de alzhéimer, úlcera, próstata o personas que se hacen las necesidades encima. Es la esclavitud del siglo XXI», sostiene. La misión de Cony es propiciar un viaje introspectivo para que analicen su situación y encuentren herramientas que les ayuden a reflexionar sobre cómo mejorarla, al tiempo que dan con nuevas compañeras en las que apoyarse. Y siempre con una visión optimista. «Esto no es el potro de tortura», aclara la instructora. Los derechos laborales o la maternidad son temas que se abordarán en las próximas sesiones. Hay siete programadas.

El primer taller tuvo mucho de juego. Cony planificó por ejemplo una iniciativa consistente en que se diesen las manos y expresasen su sentimiento cuando estas de repente desaparecían. También invitó a los asistentes a plasmar en un dibujo el concepto de sus actuales circunstancias.

«Algunas pintan un burrito que refleja su carga de trabajo y otras, a las que les ha sorprendido descubrir el otoño, inexistente en sus países, dibujan árboles con las hojas caídas». Pese a su delicada coyuntura, o quizá por eso, son mujeres fuertes, con una asombrosa determinación. Y prevalece la confianza en un futuro alentador. El victimismo está prohibido y se incide en que su valía personal es incuestionable, derivando sus problemas en gran medida del contexto en el que tocó nacer. Marina Castro es una peruana que recaló en el primer taller. Lleva más de doce años en España y a los dos consiguió traerse a su hijo, ahora adolescente. De ser interna ha pasado a trabajar en una institución geriátrica. Dice que prescindió de convalidar sus estudios en Perú porque su prioridad era ganar dinero y resolver las deudas que contrajo en su país. Sin embargo, se formó en el ámbito de los cuidados a dependientes y está inmersa en su particular remontada. Es un digno ejemplo del margen de maniobra de estas valientes mujeres para enderezar sus circunstancias adversas.

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