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El campamento montado por el Ejército español en la antigua escuela número 6 de Nuadibú ya está listo para acoger a los sin papeles que van a ser devueltos desde Canarias.

En cuatro intensos días de trabajo la unidad de ingenieros de Salamanca ha levantado 22 tiendas de campaña con capacidad para 200 personas, una carpa doble a modo de comedor y otra destinada a los servicios sanitarios. Las viejas aulas han sido también remozadas y permitirán aumentar la acogida en 150 personas más en literas dobles, siempre según los criterios de espacio por persona que marca el ACNUR para los campamentos de refugiados.

El embajador de España en Mauritania, Alejandro Polanco Mata, hizo ayer entrega de las instalaciones a la policía mauritana, que a partir de ahora se encargará de la gestión.

La asistencia alimenticia y sanitaria de los inmigrantes acogidos correrá a cargo de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Aunque no hay plazo oficial, se espera que el primer grupo de 170 inmigrantes retenidos en Canarias comience a llegar de forma escalonada en las próximas horas.

Durante la visita de las autoridades continuaban las obras para elevar el muro que rodea la escuela por petición expresa de la policía, que quería garantizar la seguridad. La delegación española accedió a subir 60 centímetros la tapia – oficialmente para preservar la intimidad de los acogidos – pero se negó a poner alambradas como pedía la policía mauritana.

«Esto no es una prisión», señalaba el coordinador de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Jordi Galbé, «esto es un campamento de acogida, un lugar de tránsito donde los inmigrantes clandestinos van a ser atendidos el tiempo necesario hasta que puedan ser devueltos a sus países de origen».

Se estima que la estancia máxima en el campamento será de cinco días. Hasta que sean depositados en la frontera de Senegal o Mali, estarán bajo la figura legal de retención administrativa. Una vez que se haya entregado el campamento, las autoridades mauritanas serán las únicas responsables legales de garantizar los derechos humanos de las personas acogidas.

A su llegada, cada retenido recibirá un kit de higiene con jabón y pasta dental, mantas y una esterilla para la litera, además de asistencia médica primaria y apoyo humanitario para ponerse en contacto con sus familias.

Aunque el campamento ya está operativo, las obras van a continuar durante unos días, hasta ultimar la construcción de ladrillo que albergará los baños definitivos y el pabellón femenino, habilitado en previsión de que aumente el número de mujeres entre los inmigrantes.