. – De Fuerteventura a Nuadibu en avión, después a Nuakchott, la capital mauritana, en furgonetas y de allí directamente a sus paíes de origen, Senegal y Mali. Ese fue el trayecto seguido ayer por el primer grupo de subsaharianos enviados por España a Mauritania después del acuerdo de repatriación alcanzado por ambos países que ha permitido, entre otras cosas, la construcción en Nuadibu de un campo de retención para emigrantes. Sorprende que el avión, un charter de Air Europa, no fuese directamente al aeropuerto de Nuakchott.
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El paso por Nuadibu, desde la que parte la mayoría de las piraguas rumbo a Canarias, fue rápido y podía pretender dejar constancia del futuro que les espera a los que intentan llegar a España ilegalmente. Apenas una hora permanecieron los 50 senegaleses y malienses para ser atendidos por la Cruz Roja y la Media Luna Roja antes de partir en furgonetas hacia la capital, distante 450 kilómetros.
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Al parecer, la decisión del traslado a la capital en vez de llevarles al campo de retención de Nuadibu fue tomada por las autoridades mauritanas. El campo construido por militares españoles está terminado, aunque queda por acabar la obra de adaptación del colegio anexo a las instalaciones. Según un alto cargo de la Agencia Española de Cooperación Internacional, puede ser que la decisión tenga que ver con la situación de obras en el colegio. Los próximos días deberán llegar nuevas expediciones con inmigrantes repatriados hasta totalizar los 170 que el Gobierno ha decidido trasladar desde Canarias.
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El campo de Nuadibu, con capacidad para unas 400 personas, ha sido entregado a las autoridades mauritanas, que se encargan de su gestión. Los 35 militares que lo levantaron ya han regresado a su base en Salamanca. Cuando lleguen los primeros retenidos, la policía mauritana se encargará del control y los voluntarios de la Cruz Roja Española y la Media Luna Roja mauritana suministrarán los alimentos y la atención sanitaria. Todo ello con financiación del Gobierno español. Los inmigrantes trasladados en avión ayer iban vigilados por agentes de la policía de expulsiones y repatriaciones y de intervención policial.
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