Los jóvenes migrados que inhalan cola no están solos: nace una plataforma vecinal en su apoyo

La presencia de algunos jóvenes que inhalan cola o disolvente divide al barrio de la Ribera de Barcelona .Mientras algunos de los vecinos organizan una plataforma para dar una "salida comunitaria" a los jóvenes, otros piden más presencia policial.La nueva plataforma vecinal quiere ser un espacio de apoyo a los jóvenes inmigrantes del barrio que no tienen familia en el país .

El Diario, Yeray S. Iborra, 05-04-2017

El barrio de la Ribera de Barcelona vive enfrentado por la presencia de jóvenes migrantes sin familia en España y, por ello, tutelados o ex tutelados por la Generalitat. Mientras una parte del vecindario, entre ellos muchos de los comerciantes, critican los problemas que causan los cerca de 40 jóvenes que merodean el Pou de la Figuera, otros se han organizado para darles una “salida comunitaria”. Entre los chicos, una minoría –sólo 5 o 6, según fuentes cercanas a los jóvenes– serían adictos a la cola o el disolvente.

Una veintena de vecinos del barrio, los mismos que ya han elaborado  comidas populares (“cuscús solidarios”, los llaman) o rutas entre comercios para pedir que se deje de vender cola o disolvente a los chicos, han presentado este miércoles la Plataforma por los Derechos de los Menores y Jóvenes Migrantes, un espacio de reflexión y debate para residentes del barrio que transforme la imagen que se tiene de los jóvenes migrantes.

La plataforma, en declaraciones a este medio, ha criticado la estereotipación de los migrantes del barrio por parte de la prensa y los responsables públicos, poniendo como ejemplo una información surgida este mismo miércoles. “Un joven fue apuñalado este martes en el barrio. Automáticamente, por ser joven y migrante se le emparentó con la delincuencia y con el consumo de cola”, ha criticado la plataforma, en relación a una información surgida en la Cadena Ser.

De ahora en adelante, la Plataforma por los Derechos de los Menores y Jóvenes Migrantes abre un espacio de reflexión quincenal para que los vecinos propongan acciones o talleres que puedan involucrar a los jóvenes. El objetivo pasa, según declaran, por dar una “respuesta desde la comunidad a un problema de la comunidad”, más allá de la intervención institucional que reciben por parte de los servicios sociales los menores –tutelados en este caso por la Generalitat– y los jóvenes de más de 18 años.

La plataforma, a su vez, explica que no desoye las quejas del resto de vecinos de la zona que sí se sienten damnificados por la conducta de los chicos. Precisamente por eso, invitan “a todo el mundo” a ser partícipe de los espacios de reflexión que se generen de ahora en adelanto en torno al Pou de la Figuera ( Forat de la Vergonya, conocido popularmente).

“Están por todas partes identificando a los menores, todo el día sin parar. Y nos damos cuenta de que identifican a nuestros hijos o vecinos jóvenes, sólo por el aspecto físico o por su color de piel”, han criticado fuentes de la plataforma este miércoles, que apuntan que este tipo de operativos de la policía hace más de un mes que funcionan en la zona.

Los “cacheos indiscriminados” –como algunos educadores de la zona llaman a las prácticas de la policía para disuadir a los jóvenes– afectarían a cada vez más vecinos del barrio, según algunos residentes. Por ese motivo, la plataforma pide que se detenga el “abuso” policial en la zona.

No comparten el relato los comerciantes y otros vecinos, que aquejan robos e intimidaciones por parte de algunos menores, por lo que piden más presencia policial. “Somos nosotros quienes llamamos a la policía por miedo”, cita una trabajadora de Duldi Barcelona, una tienda de golosinas cercana del carrer Sant Pere Més Baix, una calle colindante del Pou de la Figuera. El Ayuntamiento de Barcelona reconoce el operativo de la policía pero asegura que trabaja en más direcciones políticas para solventar el problema.

El consistorio pretende poner en marcha próximamente un nuevo equipamiento dirigido a acoger jóvenes de entre 18 y 25 años que se encuentran en la ciudad “viviendo en la calle” o en “situaciones de exclusión social grave”. El centro dispondría de 20 plazas. El espacio estará destinado, cita el Ayuntamiento, a acoger a jóvenes que han alcanzado la mayoría de edad, con al consecuente pérdida de ayudas de la administración para menores.

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