La mujer acusada de arrojar a su hija a la basura deambuló dos horas con ella por la Parte Vieja

Una investigación sobre los móviles y las cámaras de varios comercios permitió la identificación La prueba de ADN que se le practicó confirma sin ninguna duda que se trata de la madre de la niña salvada del contenedor

Diario Vasco, JAVIER PEÑALBA SAN SEBASTIÁN, 03-04-2017

La investigación sobre el caso de Ane, la recién nacida que fue rescatada del contenedor de la basura en San Sebastián, ha permitido a la Ertzaintza reconstruir las dos últimas horas y media en la vida de la madre previas al momento en el que presuntamente se deshizo de su hija. La Policía tiene documentados todos los pasos que la acusada dio aquella noche, desde que abandonó la vivienda en la que dio a luz y en la que trabajaba como asistenta de una mujer de avanzada edad, hasta que la arrojó al contáiner. La mujer, de 28 años y nacionalidad nicaragüense, había intentado una hora antes depositar a su bebé en el mismo contenedor, pero la presencia de una persona en las proximidades le llevó a desistir.

La madre ha pasado las primeras dos noches en la cárcel donostiarra de Martutene, después de que a última hora de la tarde del viernes, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Donostia, en funciones de guardia, firmarse el auto de ingreso en prisión. Sobre la progenitora se formuló una imputación de asesinato en grado de tentativa.

«No sabemos nada», dice el hijo de la mujer a la que cuidaba
Fuentes jurídicas consultadas han ensalzado la «brillante» y exhaustiva investigación llevada a cabo por los agentes del Servicio de Investigación Criminal Territorial de la Ertzaintza, que ha permitido esclarecer un caso que parecía llamado a acumular polvo en la estantería de los asuntos archivados.
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La Policía cree que la detenida dio a luz en la casa de la señora que cuidaba
La Ertzaintza, según ha podido saber este periódico, ha sustentado sus averiguaciones, principalmente, en dos líneas de trabajo: una, a través del análisis de los teléfonos móviles que la noche de autos se encontraban en las proximidades; y otra, mediante las imágenes obtenidas de las cámaras de vigilancia de la zona y establecimientos comerciales de la Parte Vieja.

La Ertzaintza buscó desde los inicios a una mujer de origen latinoamericano, rasgos que los investigadores ya observaron en la niña recién nacida. Disponían también desde el primer momento de unas imágenes que habían sido grabadas por las cámaras de seguridad del Museo San Telmo. El visionado, no obstante, no aportaba demasiada luz sobre la identidad de la chica, pero situaba la hora del abandono. La oscuridad de la noche y las prendas que vestía impedían que la madre pudiera ser reconocida.

El ADN confirma la sospecha

En las semanas posteriores, las pesquisas se intensificaron y los agentes tuvieron en sus manos los primeros resultados de la investigación sobre los móviles que aquella noche permanecieron activados en el entorno del lugar en el que se encontraban los contenedores. Los registros fueron comprobados uno a uno, lo que permitió centrar el caso en un reducido número de sospechosos.

El círculo se cerró aún más cuando las cámaras de algunos comercios de la Parte Vieja permitieron ver a la investigada la misma noche del suceso en diferentes puntos de la Parte Vieja llevando un «bulto» entre sus manos. Una de las que captó el paso de la mujer se encuentra precisamente en una boutique de ropa, en la misma calle Narrika, en la que residía.

Con la sospechosa identificada, a la Policía ya solo le quedaba certificar que era la madre. Para ello, los agentes tomaron muestras de un vaso del que había bebido agua. Los restos fueron remitidos a los laboratorios policiales. Ya no había dudas, era la madre de Ane.

«Ella misma nos dijo que la semana pasada le detuvieron, que le habían llamado por un asunto relacionado con unos papeles. Ahora todos creemos que fue entonces cuando obtuvieron el ADN», manifestó ayer una vecina de la misma calle.

Dio a luz en casa

La investigación concluye que la joven dio a luz la misma noche de los hechos en el domicilio en donde trabajaba. La persona a la que atendía, de 94 años de edad, no se percató del alumbramiento, posiblemente, a causa de la minusvalía auditiva que padece o porque a esas horas pudiera estar ya acostada. Tras el nacimiento, la chica limpió los vestigios biológicos que quedaron del parto, cogió a la pequeña y salió a la calle.

La Policía constató que la madre deambuló durante más de dos horas por la Parte Vieja con la niña en brazos. Incluso, ha podido concluir que intentó deshacerse del bebé en una primera ocasión dejándolo en el mismo contenedor de la calle San Juan, del que más tarde fue rescatado. Sin embargo, no pudo hacerlo ya que en aquel instante percibió la llegada de alguna persona, por lo que se marchó del lugar. La chica buscó asimismo calles y pasajes poco frecuentados para dejar a la criatura, como la angosta calle Santa Corda, junto al Museo de San Telmo. Finalmente, sobre la una de la madrugada, la investigada regresó a la calle San Juan donde depositó a la niña en el contenedor de la basura. La pequeña, que iba envuelta en una pequeña mantita, permaneció cerca de dos horas hasta que fue rescatada, después de que dos camareros de la cervecería Garagar escucharan su llanto.

Las personas consultas ayer por este periódico, conocidas de la mujer detenida, indicaron que no se percataron de que pudiera estar embarazada. «Llevaba varios meses en casa de la señora. Era un poco regordeta. Yo, desde luego, no me enteré de que pudiera estar esperando un bebé», señaló una de las vecinas. Otra manifestó que «en alguna ocasión la mujer a la que cuidaba le había dicho que estaba engordando, pero ya sabes cómo son esos comentarios».

El jueves pasado, el mismo día en que la mujer fue detenida, agentes de la Unidad de Inspecciones Oculares se personaron en la vivienda donde llevaron a cabo un exhaustivo reconocimiento.

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