HENAR DÍAZ

VALLADOLID. El número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social se ha multiplicado por 26 en los últimos ocho años. Así lo revela un informe elaborado por la Cámara de Comercio, que refleja la magnitud del fenómeno inmigratorio en la provincia y la capacidad de la economía vallisoletana para absorber la nueva mano de obra.

En el informe, la institución cameral destaca que, aunque el fenómeno inmigratorio en Valladolid ha tenido unos inicios más tardíos que en otras provincias, su crecimiento ha sido de mayor magnitud y más rápido, igualando hoy con más de 14.000 residentes extranjeros a León o Burgos, provincias que se adelantaron en el fenómeno inmigratorio.

Aún así, tanto Castilla y León como Valladolid distan bastante de la media nacional en cuanto a población extranjera empadronada. Ambas mantienen un porcentaje similar, con un 3,6 y un 3,5 por ciento, respectivamente, frente al 8,5 por ciento de la media española. De esta forma, el padrón recoge 18.080 extranjeros empadronados mientras que aquellos que cuentan con permiso de residencia rondan los 14.000, una diferencia que se explica por la presencia de ciudadanos comunitarios, que no necesitan permiso y por una bolsa de ilegales difícil de cuantificar.

La Cámara saca además conclusiones sobre estos datos y asegura que «la inmensa mayoría de extranjeros que llegan a la provincia lo hacen con la intención de trabajar, y muchos – el 69 por ciento – consiguen un empleo que les permite tener la posibilidad de reagrupar a sus familias. El informe corrobora además que la mayor parte de la población inmigrante se emplea en el sector agrario y la construcción. En cuanto a la inserción más baja, se da en la industria, «sector que requiere de unos conocimientos específicos de manejo de maquinaria». Respecto al perfil del ciudadano extranjero en Valladolid, es el de una persona de 32 años, con equilibrio entre varones y mujeres, y con una «presencia abrumadora en edad laboral». En el análisis por nacionalidades, el informe recoge también un elevadísimo crecimiento de las colonias búlgara y ecuatoriana, que se han convertido en dos de las más importantes sin tener apenas representación ocho años atrás. Tras la búlgara – con más de 3.000 representantes – , la colonia más numerosa es la colombiana – con 1.500 – .

Por último, el informe valora, entre los aspectos positivos de este colectivo, su alta disponibilidad, su baja media de edad y su movilidad geográfica y funcional.