La nefasta imagen de Trump se volvió contra Wilders
Las tres claves del resultado: movilización de los inmigrantes , economía y miedo al «nexit»
La Voz de Galicia, , 17-03-2017¿Cómo explicar que un país de 17 millones de habitantes haya abierto las puertas del Parlamento a 13 fuerzas? ¿Por qué Holanda ha echado el freno de mano al populismo? Para encontrar respuestas hay que apuntar primero al carácter tradicionalmente abierto, diverso y liberal de la sociedad holandesa. El país siempre ha estado volcado en el comercio exterior con sus vecinos, una manera como cualquier otra de estrechar lazos con sus socios de la UE. La globalización y la llegada de inmigrantes , tanto no occidentales como del este, han despertado en los últimos años el recelo de un segmento de la población, preocupado por la pérdida de identidad y arraigo. Este rechazo fue capitalizado por el PVV de Wilders, quien ha arrastrado consigo a otros líderes como Rutte. El liberal también se ha alimentado en las urnas del mismo vivero de votantes con un discurso más nacionalista. El contrapunto se encuentra en la población inmigrante (3,8 millones), quienes sumaron fuerzas con la oposición para evitar la victoria de los xenófobos. Un voto repartido por todo el espectro político, desde el Denk hasta el GroenLinks o el PvdA. Pero, ¿por qué el VVD y no los xenófobos del PVV?Como apuntaron algunos votantes, los holandeses quieren algo más que soflamas anti inmigratorias, quieren un programa económico. Este es otro de los asuntos sobre los que ha pivotado el voto. No es casualidad que el electorado progresista haya castigado a los socialdemócratas quienes se empeñaron en ser más liberales que el propio Rutte. La economía mejora, pero la desigualdad aumentó y la deuda de las familias sigue siendo muy abultada. No cabe duda de que otra clave para entender el resultado es medir el grado de imbricación del populismo en el tejido social, que sigue siendo bajo. Los expertos subrayan que en Holanda no existe apetito por abandonar la UE, así que ante la perspectiva de que ganase una fuerza pro nexit, los votantes acudieron en tromba a las urnas, una movilización que no se veía desde hacía 31 años. También ayudó la nefasta imagen que tienen de los primeros meses de la gestión de Donald Trump, el espejo vivo de Wilders.
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