MATTHIJS VAN BONZEL

«Quienes vienen a Europa tienen que respetar nuestras reglas»

Embajador holandés. El diplomático advierte de que Wilders canaliza el malestar por los «drásticos cambios de una economía más competitiva, una UE que no funciona bien y unos grupos de inmigración que no se han integrado como podrían»

El Mundo, FÁTIMA RUIZ MADRID, 14-03-2017

Reglas. La palabra se repite como un mantra durante toda la entrevista. Para integrar a la inmigración, conjurar a la ultraderecha o refundar la Europa post Brexit. Es la fórmula del embajador holandés en España, Matthijs van Bonzel, para superar la crisis que ha catapultado el populismo de Geert Wilders hacia la cima de los sondeos.

Pregunta.– Holanda siempre se ha visto desde el resto de Europa como un paraíso de tolerancia. ¿Qué ha cambiado?

Respuesta.– Tenemos una oficina que mide el sentimiento ciudadano y acaba de publicar un informe que dice, citando a un holandés medio: «A mí me va bien, a la sociedad le va mal». Económicamente el ciudadano puede sentir que las cosas marchan, pero también ha visto que su sistema sanitario se ha reformado drásticamente porque era demasiado costoso, y que hay menos trabajo y más competitividad de fuera.

P.– Se siente inseguro.

R.– Sí, incluso irritado con los drásticos cambios que está viviendo el mundo y que han cristalizado no sólo en Holanda, sino en EEUU, Francia o el Reino Unido del Brexit. Hay una desorientación en ese nuevo escenario que conjuga una economía muy abierta, una Europa que no funciona bien y unos grupos de inmigración que no se han integrado como podrían. Esa mezcla provoca malestar. La inmigración se ha convertido en el principal tema de la campaña porque se ha puesto el énfasis en el hecho de que la sociedad ha cambiado y hay grupos que no se han adaptado lo suficiente.

P.– Pero Holanda es una sociedad abierta…

R.–Si yo me como una galleta, me encanta, pero si como 100, es más difícil digerirlas. Es decir, la integración de grupos diferentes depende de la cantidad y la disponibilidad de todos para seguir las reglas. La sociedad permisiva holandesa ha dejado mucho a la iniciativa de cada uno y hay inmigrantes que han logrado superar todas las barreras, pero otros necesitan apoyo. Tanto del Estado como de sus propias familias. Si los propios padres no apoyan la integración de sus hijos en una sociedad ajena y la sociedad tampoco ayuda, estarán en desventaja. No hemos puesto mucha atención como Estado en la necesidad de ayudar a la gente a integrarse.

P.– ¿De qué manera se podría facilitar esa integración?

R.– Ahora todos los partidos están buscando soluciones, tanto derecha como izquierda ponen el énfasis en el hecho de que hay que ser más estricto sobre aquello que somos y cuáles son nuestras reglas básicas, para estimular a esos nuevos grupos a que sigan las normas. Porque además, consecuencia de la situación descrita es que entre ciertas minorías de origen extranjero, las cifras de criminalidad de los jóvenes son notablemente más altas respecto a las de la sociedad en general. Antes no se hablaba de esto, pero ahora hay datos. Esto no significa que los extranjeros sean un problema, sino que la integración no ha sido fructífera para todos.

P.– Europa se ha fracturado durante la crisis de los refugiados. ¿Cómo cree que ha percibido el ciudadano la gestión de esa crisis?

R.– Cuando la gente ve la televisión, tiene la impresión de que cualquiera puede entrar a Europa y los países fronterizos no tienen el control. Grecia, por ejemplo. Tampoco funcionó el sistema de registro para reubicar a los migrantes. El resultado es que el ciudadano se enfada y busca a políticos que supuestamente vienen con respuestas.

P.– De hecho se ha recolocado a muy pocos refugiados de los que se acordaron en el sistema de cuotas.

R.– Holanda acogió a su parte, pero dice: ‘Ya no podemos aceptar más, primero deben hacerlo los que no lo han hecho’. Se percibe como ejemplo de que la UE no cumple.

P.– ¿Puede cristalizar el sentimiento antieuropeo en un Nexit?

R.– El sentimiento existe, pero la mayoría no lo comparte, cree que la UE funciona mal pero hay que luchar por mejorarla. Europa se ve como un grupo de países queridos, pero cuyos miembros a veces no cumplen las reglas, y donde el dinero público no se gasta a veces con la misma rigidez que en Holanda.

P.– ¿Qué opina de la idea rescatada de una UE a dos velocidades?

R.– Es muy interesante porque somos muchos y muy diferentes. Además tenemos práctica: el Eurogrupo o Schengen son muestras de que ciertos países pueden buscar una cooperación más intensiva.

P.– ¿Abrirá una brecha en el Este?

R.– Europa tiene reglas básicas de separación de poderes, independencia judicial, etc. Todos los países, también los del Este, deben adaptarse. Ahí Europa no es a la carta.

P.– Los partidos holandeses prometen rechazar a Wilders como socio si gana las elecciones. Pero, ¿qué pasará con su electorado? Habrá que canalizar ese descontento…

R.– Sí, se nota que otros partidos están tomando en serio ese malestar e insistiendo en que quienes vienen a Holanda y a Europa tienen que respetar las reglas. Ahora no sólo Wilders dice: ‘Si no te gusta este sistema, eres libre de marcharte’.

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