«La UE de los 27 no levantará un telón de acero con el Este»

Juncker apacigua la rebelión de los países del Este, que creen que las grandes potencias usarán la salida de Reino Unido para arrinconarles

Diario Sur, ADOLFO LORENTE , 11-03-2017

La futura Europa a 27 será a varias velocidades o no será. Así lo quieren las grandes potencias de la UE, de ese club de clubes donde todos sus socios son iguales sobre el papel pero en el que algunos mandan más que otros. Así lo certificaron el lunes los jefes de Estado o de gobierno de Alemania, Francia, Italia y España en su cita de Versalles y así lo reiteraron ayer en la cumbre a 27 celebrada en Bruselas de cara a la trascendental cita del 60º aniversario del Tratado de Roma que tendrá lugar el día 25. ¿Pero qué es eso de la Europa a varias velocidades? El Este lo tiene claro: dividir, estigmatizar, «crear clubes selectos dentro del club». «No estamos de acuerdo. Este enfoque pondría en peligro la integridad de la propia UE», lamentó la primera ministra de Polonia, Beata Szydlo, que está llamada a llevar la voz cantante del Grupo de Visegrado, que también aúna a Hungría, República Checa y Eslovaquia.

La división sobrevuela un ambiente cargado después de que el jueves, Polonia intentó sin éxito bloquear la reelección de Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo y como ‘vendetta’, bloqueó las conclusiones de la cumbre a 28. Se llegó a filtrar que durante la cena el presidente francés, François Hollande, recordó a su homóloga polaca que «vosotros tenéis vuestros principios, pero nosotros tenemos los fondos estructurales», en un claro mensaje de hartazgo por considerar que muchos sólo ponen la mano para recibir dinero de los más ricos y cuando hay que ayudar a afrontar crisis como la de los refugiados, se niegan en redondo.

Ayer, sin embargo, el ambiente fue «mucho mejor, más constructivo, nada que ver con el jueves», confesó aeste periódico una alta fuente comunitaria presente en la reunión. Eso sí, fueron varios los países que mostraron su «escepticismo» hacia lo que supone la Europa de las velocidades, ya que temen que sea el enésimo eufemismo para que Bruselas los arrincone de forma definitiva aprovechando esta incertidumbre. De nuevo, quien habló con mayor claridad y contundencia fue el presidente de la Comisión, Jean – Claude Juncker, que al término de la cita aseguró, tajante, que la palabra clave es «unidad», no división. «Algunos lo ven como introducir una nueva línea divisoria, un tipo de nuevo telón de acero entre el Este y el Oeste. No es la intención», aseguró junto a Tusk. «No es un método de exclusión, sino de organizar el progreso de aquellos que quieren hacer más», apostilló. «La unidad de los 27 será nuestra baza más preciosa», insistió, por su parte, el presidente del Consejo.

Tras recordar que los cinco escenarios descritos en su Libro Blanco sobre el futuro de la UE sólo son reflexiones que se han puesto en el tapete del debate entre los estados miembros, Juncker sí advirtió de que todo no puede seguir como hasta ahora si Europa no quiere perder la batalla del relato ante los ‘malos’. «Los europeístas convencidos que se quedan sentados van menos lejos que los populistas que corren. Es el momento de que los europeos muestren sus colores», arengó.

Merkel le resta importancia

Los defensores de la Europa de las velocidades recuerdan que no es nada nuevo, que esta concepción ya está recogida en los tratados a través de la figura de la «cooperación reforzada», es decir, que si un grupo de países desean seguir impulsando la integración en determinados ámbitos puedan hacerlo pese a que otros no quieran. De hecho, de la Eurozona sólo forman parte 19 de los 28 países y de Schengen, 22. Reino Unido siempre ha sido el histórico freno a la mayor integración de Europa y, ahora, cuando se consume su salida, los países del Este tienen muchas papeletas para asumir este rol, como se evidenció en la crisis de los refugiados.

«Cada miembro de esta familia debe tener acceso a estos proyectos, pero no todos necesitan participar», recalcó la canciller alemana, Angela Merkel. Esta es la clave de Roma, evitar a toda costa la imagen de desunión y fragmentación. «Será importante apuntar que, aunque tenemos muchos problemas con los que lidiar, la UE sigue siendo y será un modelo exitoso con una libertad política y económica que no tiene parangón en el resto del mundo».

De nuevo, uno de los más optimistas y proeuropeos fue el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy: «Roma ha de ser capaz de marcar un punto de inflexión y lanzar un mensaje de ilusión, de confianza y de unidad de cara al futuro».

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