“El objetivo de la medida es evitar que se dé una concentración en los centros”

BILBAO. El nuevo Plan de Atención al Alumnado Inmigrante impedirá que se incorporen a una misma aula más de dos estudiantes que lleguen con el curso empezado, siempre que haya otras opciones en su barrio o en un radio de dos kilómetros. En palabras de la consejera de Educación, Cristina Uriarte, la medida recogida en la resolución aprobada ayer pretende evitar que “se dé una mayor concentración” de estudiantes migrantes en una misma clase, de forma que los centros puedan articular en mejores condiciones los recursos que favorezcan su inclusión en la vida escolar. Además, el Departamento de Educación dirigirá a los alumnos recién llegados de Infantil a Primaria (0 – 9 años) hacia modelos euskaldunes (B y D), mientras que en Secundaria se tendrán en cuenta otros factores como la edad, la competencia lingüística y la escolarización previa del menor.

La titular de Educación justificó la decisión de orientar hacia la educación euskaldun a los extranjeros más pequeños porque “a la larga este sistema favorece mejor su integración”. No obstante, el director de Centros Escolares, Jesús Fernández, aclaró que la Comisión de Escolarización encargada de tramitar las matrículas fuera de plazo – unas 3.500 al año, el 10% del total de las nuevas solicitudes – respetará “la voluntad de las familias”. En este sentido la norma publicada ayer en el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) recoge expresamente que la escolarización en modelos euskaldunes será “preferente” y no obligatoria.

Aun así, Fernández reconoció que en la actualidad hay “muy poca oferta de Infantil y Primaria” en modelo A (castellano) dentro del sistema educativo, lo cual “reduce” la posibilidad de garantizar al 100% la libertad de elección de las familias recién llegadas. Tal y como adelantó DEIA el pasado mes de noviembre, el nuevo Plan de Atención al Alumnado Inmigrante que Educación remitirá al Parlamento Vasco el 13 de marzo contempla crear una oficina de información sobre escolarización en cada territorio con el fin de acompañar e informar a estas familias en la elección de la opción educativa de sus hijos e hijas ya que, muchas veces, desconocen cómo es la Escuela Vasca e incluso el idioma, ya sea euskera, castellano o ambas lenguas.

Para Fernández – que conoce bien esta casuística porque antes de entrar en el equipo de Cristina Uriarte dirigía el instituto público de Astrabudua, con un 50% de alumnado inmigrante – la escolarización en los modelos B o D durante las etapas más tempranas de este colectivo es la opción más acertada para favorecer su integración. En esta línea dijo que “no tiene sentido que a los niños más pequeños se les haga un tratamiento lingüístico aparte porque pedagógicamente es lo más conveniente y lo que mejor resultado va a tener para su desarrollo social es que estudien junto al resto de los compañeros”.

Según la Confederación de Padres y Madres de la Escuela Pública Vasca (EHIGE), el IES de Astrabudua junto a otros 61 colegios tenían el curso pasado más de un 20% de alumnado inmigrante. Pero hay centros en barrios, sobre todo de capitales y grandes municipios, en los que la concentración de este colectivo supera con creces el 30% recomendado por los especialistas para evitar su guetización. Desde la legislatura pasada, el Departamento de Educación sigue sin facilitar datos oficiales sobre la situación real de la concentración de migrantes en los colegios, por lo que la única forma de abordar esta polémica cuestión es a través de las críticas de las familias, profesionales y colectivos sociales. Las más sonadas han sido las protagonizadas por la Asociación de Ampa de Araba que denunció que en veinte colegios alaveses hay aulas con más del 30% de extranjeros y en cuatro de ellos se supera el 80% de alumnado extranjero.

Pero más allá del grave problema de guetización que sufre un número por determinar de centros, hay un fenómeno que a día de hoy sigue latente en el sistema educativo vasco: la segregación del alumnado inmigrante en la escuela pública. Según los propios datos del Departamento, la presencia de este colectivo en la red pública pasó del 69% en 2010 al 74% el curso pasado, a pesar de que el flujo migratorio retrocedió al 8,6%. Es decir, casi ocho de cada diez extranjeros estudian en centros públicos. Eso sin contar a las segundas generaciones, es decir, al alumnado que ha nacido en Euskadi de familia foránea.

Matriculación proporcional

El Plan de Atención al Alumnado Inmigrante y la resolución aprobada ayer persiguen precisamente evitar la creación de guetos, corregir el evidente desequilibrio pública – concertada e impulsar una escuela inclusiva, ofreciendo un tratamiento de la diversidad. Ambos documentos contemplan distintas medidas, algunas recogidas en el pliego de demandas efectuadas por las propias familias y colectivos de migrantes.

Varias de las que hacen referencia al sistema de matriculación ya se han aplicado este curso, como la reserva por parte de la Administración del 10% de las plazas de los colegios concertados para el alumnado recién llegado, la variación del criterio de la obtención de renta, bajándolo hasta el salario mínimo interprofesional para que se beneficien las familias más desfavorecidas, el control del fraude en el padrón o la publificación de los criterios de baremación que usan los centros a la hora de admitir a nuevos estudiantes. Además, a partir de ahora las Comisiones de Escolarización “van a tener que llevar a cabo una escolarización equilibrada y proporcional en todos los centros de una misma zona”, dijo ayer la consejera, quien no ocultó la dificultad del reto.