Adiós a las cuevas de Monte Sacro como refugio donde malviven indigentes. Después de años en los que hasta una docena de personas, casi todas ellas inmigrantes magrebíes y subsaharianos, han utilizado las entrañas del cerro como si de una casa se tratara, pero en condiciones penosas, el Ayuntamiento ha empezado esta semana a tapiar la entrada de estos huecos en esta colina del casco histórico, a pocos metros de su antiguo edificio administrativo en la calle Sor Francisca Armendáriz.

Según confirmó ayer un portavoz municipal a ‘La Verdad’, el Servicio de Atención a Personas Sin Hogar y Transeúntes del Ayuntamiento, en coordinación con entidades sociales y otros servicios municipales, como Infraestructuras y la Policía local, llevan a cabo el cerramiento y la limpieza de las cuevas y de distintas ruinas ubicadas alrededor de Monte Sacro.

Técnicos municipales, acompañados por trabajadores sociales de Cáritas y del Colectivo Huertecica, informaron hace unos días a los siete ocupantes de que los agujeros iban a ser sellados, por el «peligro» asociados a «las condiciones de inseguridad y falta de higiene y de salubridad extremas».

Cuatro de los ‘inquilinos’ se resistieron a irse, y el lunes se les ofreció la posibilidad de ser trasladados y alojados en el Albergue de la Fundación Hospitalidad Santa Teresa. Solo dos de ellos, que según las normas de este centro solo podrán estar allí tres días seguidos, aceptaron la propuesta. Del resto no se facilitó información.

Esta actuación, añadieron en el Consistorio, «se enmarca dentro de las medidas de apoyo a personas en situación de exclusión social, para mejorar sus condiciones de vida», lo que incluye paliar su «deterioro psicosocial».