La intención de May es poner una «fecha límite» para la entrada de inmigrantes de la UE que probablemente coincidirá con el momento mismo del «pistoletazo» de salida, que podría llegar el 9, el 15 o el 30 marzo, según las diferentes versiones.

El ex ministro de Pensiones y Trabajo y brexitero mayor Iain Duncan Smith ha confirmado así la intención de la premier: «Theresa entiende que si queremos recuperar el control tenemos que asumir el mando desde terreno alto. Ella marcará una fecha límite con claridad, dado que la UE parece cada vez más confundida y malintencionada». El Gobierno británico pretende pues que todos los ciudadanos de la UE que entren en el país después de marzo se equiparen legalmente a los extracomunitarios.

May sigue descartando entre tanto la posibilidad de reconocer los derechos a los más de tres millones de inmigrantes de la UE en suelo británico, mientras no tenga garantías de un «acuerdo de reciprocidad» con los otros 27 países del bloque.

La Cámara de los Lores aspira sin embargo a aprobar esta semana una enmienda para forzar a May a reconocer los derechos de los inmigrantes europeos que están ya en el Reino Unido. La propuesta impulsada por los lores próximos al Partido Laborista y la Partido Liberal-Demócrata tiene todos los visos de contar también con el apoyo de decenas de conservadores. La «rebelión» de los Lores pretende también forzar a May a someter a una votación en las dos cámaras el acuerdo final del Brexit.